La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Viajar para ver música. Existe algo de especial en los conciertos para los que es necesario hacer kilómetros. El plus de esfuerzo parece revalorizar la condición de fan de quien lo hace, lo integra dentro de una suerte de grupo selecto. Podrá contar para la posteridad con esa línea biográfica que dice: “Vi a tal artista en tal ciudad y, buah, fue increíble”. Aunque ahora, en estos tiempos en los que festivales como el FIB se han convertido ya en un rito de paso juvenil (con sus más de 1.000 kilómetros a cuestas, si se hace desde Galicia), el trayecto A Coruña-Vigo no es que suponga una batallita digna de mención a diez días vista. Pero los antecedentes que rodearon a esta nueva visita de Dylan a Galicia, adornaron la fecha y el evento de esa aureola de ¿pero cómo me voy a perder yo ese concierto? Conscientes de ello, el Colectivo de Universitarios Activos fletó un bus, que por 12 euros hacía el trayecto de ida y vuelta.

“Nos lo habíamos planteado ya antes”, comenta Tomi Desastre, promotor de la iniciativa. “Sé lo cara que es la autopista y la gasolina y pensé que mucha gente le interesaría sumarse al viaje. Ya lo hicimos en su día para ver a REM”. El servicio les sale por un total de 450 euros. Se necesitan 38 y hay 44 apuntados. Es decir, se salvan las cuentas. Las ganancias irán para las arcas de la asociación.”Teníamos algo de duda porque coincide con el fin de curso. Lo íbamos a respaldar con hasta 60 euros de pérdida, pero al final todo salió bien”. Se pasa lista y todos aparecen. Camisetas de Dylan, alguna bandera, mucho bocata… y ganas de charlar sobre el mito.

-¿Estuviste en el 93?
-No, tío, yo ahí tenía 16 años
-Buff, pues estuvo genial. Y tocó un montón de clásicos.

Tomi, el guía, da unas indicaciones de cómo será el viaje y muestra un ejemplar del dvd del filme No Direction Home. “No creo que os importe que lo pongamos, ¿no?”, pregunta irónico. Pero, vaya, ¡El autobús no lleva dvd! Y en plena era mp3 nadie se trajo un cedé. Ni de Dylan, ni de algo audible. Así que toca radiofórmula con gesto resignado, hasta que el conductor del autobús avisa que tiene él algún cedé. Veamos. Se trata de un recopilatorio en el que se puede escuchar a Julio Iglesias o un grupo heavy haciendo una versión de Mi carro de Manolo Escobar, entre las bromas de la gente. La estampa es de risa: cuarenta y cuatro supuestos paladares exquisitos sometidos a un menú infumable. Al poco le comentan el conductor que, si no le importa, la gente casi prefiere que no suene nada. La opción de poner el móvil a todo volumen con el Blonde on Blode es lo más parecido a lo deseado. Mientras, un ejemplar del Ruta 66 de junio (con Dylan en portada) pasa de mano en mano. Ah y la colección de cedés de La Voz, centra más de una conversación.

Al poco de salir de A Coruña se hace una parada. Sube un matrimonio con una niña de 6 años. Olivia Bujan, la madre, explica que no, que la dejan en casa de unos familiares. ¡Vaya! “A Dylan ya lo escucha bastante en casa. No queremos que lo termine odiando”. La pequeña sonríe. ¿Ponen mucho a Dylan tus padres en casa? “Bastante”, contesta dibujándose un hoyuelo. Unos asientos detrás, viaja solo un hombre con aspecto extranjero. Se llama Andreas Andersen. Es danés y vive en Perillo (Oleiros) desde hace dos años. Le encanta Dylan y lo articula con un español atropellado: “Ha cambiado un poco, pero siempre toca bien. Es un músico que no está por dinero, le gusta tocar. Es música avanzada, de mucha calidad”. Quiere que el repertorio incluya Blowin in the Wind. “Es una canción muy delicada, pura poesía”.

“Esas polémicas entre Vigo e A Coruña con unha pura estupidez”, sostiene Nico Cortiñán, primerizo en un directo de Dylan. Acude con Sole, una amiga. Ambos creen que verán una actuación muy importante: “É que hai que vir, porque posiblemente non teremos outra oportunidade de velo”. Puede ser. O no. También debuta Blanca. No solo con Dylan, sino con un gran concierto. 17 años. Su padrino, que va con ella, le pagó el viaje, la entrada y un doble cedé recopilatorio. Pasa de My Chemical Romance y Good Charlote a las palabras mayores. Toda la semana escuchando a Dylan sin parar. “Es que dicen que las cambia tanto, que luego no sé si las reconoceré. Yo quiero ir a delante de todo”. Mientras, llega la llamada al autobús de los que ya han tomado la primera fila. Es el bajista de The Highlights, el grupo tributo con el que Dylan cuenta en A Coruña, es uno de los que verá el directo apoyado en la valla de seguridad. Algunos de sus compañeros van en el autobús. Las camisetas los distinguen.

Llegada al Ifevi. “Tras el concierto, esperamos 15 minutos aquí y nos volvemos”.