La Voz de Galicia
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Hace más de treinta mil años los humanos sintieron la necesidad de crear imágenes y con ello comenzó el arte rupestre, en opinión de Félix de Azúa, esto situó al ser humano en un punto de vista que distinguía «lo de  dentro» y «lo de fuera». De un golpe, la especie se  separó del mundo e hicimos de éste un espectáculo que  contemplamos desde la butaca de nuestros ojos.

Las primeras imágenes creadas por la mano del hombre inventan la visión (no al contrario) y la convierten en un instrumento capaz de crear mundos alternativos y significados polisémicos. A partir de ahí los nuevos mundos creados por el arte se entretejen con el lenguaje y nos convertimos en seres simbólicos capaces de interpretar el mundo de forma alternativa, separada del real existente fuera de la cueva o  la inmensidad de las sabanas.

Hoy podremos ver el primer plenilunio del año, un momento en que la Luna se encuentra a menor distancia de la tierra y que impacta por la grandiosa luminosidad de una enorme  pastilla efervescente colgada en  el negro inmenso de la noche.  A esta Luna, los pueblos Amerindios la llamaron «Luna de lobos» dotándola de un significado más allá del astronómico.

La llamaron así porque en estas lunas los lobos aúllan más intensamente, no porque aúllen a la Luna, sino porque la noche tiene más claridad y es más propicia para comunicarse entre ellos  durante la caza.

También, dicen, es la Luna durante la cual aquellos que sean mordidos por un lobo se convertirán en Lobisomes y muchos sitúan este plenilunio como propicio para que todos los lunáticos que en el mundo somos nos mostremos inquietos e irritables, Luna propicia para actos violentos durante la cual se han cometido muchas tropelías.

Miren esta Luna y crucen los dedos.