La Voz de Galicia
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Era visto que el bicho -como el dinosaurio- sigue estando ahí, lo de estos últimos meses ha sido un sueño hechicero pero sigue estando ahí, con otras caretas, pero ahí; puede que no sea tan malo -o sí- pero en cualquier caso no será el último, vendrán muchos más.

Vendrán más porque la fantasía de seguridad del mundo vacunado y desarrollado sigue sin tener en cuenta que esto va de Pandemia global y no de una calamidad circunscrita a territorios olvidados, más bien al contrario, es en ese mundo ignorado  dónde el virus instala su retaguardia y ensaya estrategias mutantes con las que vencer las defensas inmunológicas creadas por las vacunas. Todo buen estratega sabe que hay que atacar las retaguardias para vencer al enemigo. La batalla librada estos años contra el virus sólo ha sido un ensayo general de cómo protegernos mientras no acabemos con él allá donde se esconde.

En tanto no asumamos que el problema no está en los negacionistas del mundo desarrollado sino en el mundo sin vacunar, las medidas de higiene, la mascarilla, las distancias interpersonales, vacunarse y evitar  los gentíos será la única estrategia para evitar el impacto de la última ráfaga viral. No nos queda otra que mantener los hábitos adquiridos en estos casi dos años de asedio.

Estos últimos meses de tregua hemos comprobado que se puede vivir razonablemente bien con restricciones pero no se puede vivir como antes de la Pandemia, cualquier resistencia a esta verdad es un afán inútil.

Y en estas llegó ómicron, el último ingenio del Covid, buscando la relajación navideña para pillarnos desprevenidos y cantando villancicos.

Ómicron es la decimoquinta letra del alfabeto griego, y significa literalmente «o, pequeña», se compone de O-mikron (pequeño) y pertenece a la misma familia que microbio, microbiota o microscopio. Siempre regresamos a los griegos para nombrar y entender el mundo. Lo contrario de ómicron es omega, es decir una «O» grande, quiera dios que no  demos tiempo al enemigo para fabricar una variante con letalidad mayúscula.

No me cabe duda de que la estrategia de la vacunación global acabará implementándose como ya preconiza la OMS, pero mientras tanto, conviene tener en cuenta que lo mejor que podemos hacer es estarnos quietecitos, respetar las rutinas ya adquiridas y no caer en la defensa psíquica de la negación de un mundo que ya no es lo que era y pasara tiempo hasta saber lo que será..

Hasta que la razón no nos asista, apuro una copa de cava esperando el nuevo mundo y a ponerme mañana la tercera dosis.

La paciencia no es tanto la capacidad de esperar, sino el cómo nos comportamos mientras esperamos

Y suena Vivaldi : Concerti per molti instromenti (Vol.23)