La Voz de Galicia
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Parecía mentira que después de las que hemos pasado durante la fase aguda de la pandemia -todavía nos queda mucho por pasar y  secuelas que aún no se han vivido- la situación podía ir a peor en esta nueva anormalidad, pero se ha hecho realidad el siniestro aforismo de que las cosas siempre pueden ir a peor.

Puede que sean los años o que seguir defendiendo las trincheras del la salud mental me hagan sentir un  mal rollo generalizado que otros, otras u otres no sufren, pero me está llegando y estoy convencido que a muchos ciudadanos les pasa lo mismo.

Me da mal rollo el galimatías de la electricidad a precio de caviar y que amenacen con que también el gas y la gasolina están a punto de explotar como el volcán. Mal rollo de ver el malo rollo que tienen en el sanedrín del gobierno que tendría que estar más fuerte y con las ideas más claras que nunca. Mal rollo que la justicia esté todos los días en el cartel cuando tendría que estar silenciosa, respetada y anónima como ha estado siempre.

Mal rollo que no haya albañiles que echarse a la obra, ni fontaneros, electricistas y operarios de todo tipo cuando tenemos el paro juvenil en lo alto del podio.

Mal rollo que aprueben a los suspensos -no vaya a ser que se traumaticen- cuando es precisamente la falta de tolerancia a la frustración uno de los problemas principales de nuestra juventud del bienestar, y siendo precisamente esa frustración la que enseña y educa en el esfuerzo;  mal rollo que pongan las cosas que ponen en los curriculums de la enseñanza básica cuando estamos en un mundo que lo que necesita es un cambio de filosofía de vida si queremos sobrevivir y no asignaturas que me figuro que, aparte de ser unas marías, no tendrán más consecuencias que la satisfacción de haber dejado una impronta ideológica que no tardará en ser borrada por el siguiente ministro/a de educación. Tal es la desorientación en que vivimos que solo desde las ocurrencias de turno se explican estos bandazos. ¿Sabemos de verdad qué es lo importante  en que tenemos que educar a las nuevas generaciones? ¿Podrían , por favor, consensuar algo tan capital, fuera de marcas identitarias y cortoplacistas?

Mal rollo ver a los rusos muriendo como chinches y Vladimiro cerrando el gas, a los chinos afilándose los bigotes de Fumanchú poniéndose al mundo por montera, a Angela Merkel jubilada, a Boris ocultando la bolita, a Maduro cantando villancicos de miseria, a Macron poniéndose tacones y a Biden perfumado de naftalina.

Lo dicho, todo puede empeorar, válgame un respiro, alguna buena noticia que alivie este sin vivir.

¿El jamón?