La Voz de Galicia
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Había un profesor en Harvard que comenzaba el curso dirigiéndose a sus alumnos de la siguiente manera: «tienen ustedes que prepararse para cuando les digan que la tierra es plana».

Esa aserción parece un tontería, pero visto lo visto en los últimos tiempos, me parece de una lucidez y oportunidad estromboliana.

Nadie me ha dicho todavía que la tierra es plana, pero sí que los animales de trabajo no existen porque no pueden sindicarse y que a partir de ahora, serán animales asociados a tareas. Vale, puedo admitir el cambio de denominación aunque para mí un burro, una cabra, un buey, un perro o una mula, seguirán siendo unos excelentes animales de trabajo aunque no puedan sindicarse y les cambien el nombre.

Nadie me ha dicho todavía que la tierra es plana, pero con la última ocurrencia de la ínclita alcaldesa Ada Colau empiezo a prepararme. En la Barcelona de los botellones bélicos, de los contenedores ardientes, de los cortes de la meridiana, de los buzones delatores de castellanoparlantes, de las miles de empresas a la fuga, del deterioro urbano, social, cultural, político y económico, del acoso a ciudadanos, estudiantes y todo aquel que no se proclame «indepe» de pedra picada; en esa Barcelona antes floreciente, plural, espléndida y cosmopolita, la alcaldesa ha reconvertido el histórico convento de San Agustin en el «Centro de masculinidades «Plural», con dinero público y con un par.

Se trata de un equipamiento necesario para sentar las bases de un nuevo hombre no-prototipo masculino, «positivo, abierto, plural y heterogéneo» del que Colau quiere que Barcelona sea la comadrona. En el tendrán lugar talleres, seminarios, charlas y cursos con terapias de dos horas semanales, para esculpir los nuevos modelos de hombre. Dirigido a funcionarios del consistorio y a colegios, pero también a todo hombre que quiera desprenderse de la «toxicidad» que supone haber nacido varón.

En la inauguración participaron un hombre trans, otro con diversidad funcional (tetrapléjico), un gay, aliados feministas, varias mujeres y un «drag king» (mujer que se trasviste de hombre).

¿Existe el hombre de verdad?, sobre ello se debatió largo y tendido. «Los hombres se dedican mucho tiempo a ser hombres y eso no les hace felices ni libres» (…) nadie conseguirá ser un hombre porque ser hombre es una ficción (…) ser hombre es pesado, es peligroso y es un lío(…) la masculinidad no es realista ni es humana», fueron algunas de las reflexiones vertidas durante el debate.

Se oyó gritar «viva el fracaso» y se detalló que el nuevo hombre a construir, tendrá que rendir cuentas y asumir la violencia que ejerce diariamente contra las mujeres.

La tierra es plana señoras y señores.

Me quiero bajar.