La Voz de Galicia
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No me lo tomen a mal pero el otro día me partía de risa viendo una escena en  ese blanco y negro del NO-DO que tienen las películas españolas antiguas.

José Sazatornil «Saza» -con la cara de cartabón con bigote que tiene la severidad- le decía a un tembloroso Juanito Navarro en posición de firmes: » Oiga, ¿usted es comunista porque es tonto, o es tonto porque es comunista?

La pregunta plantea un dilema. Un dilema es una situación en la que hay que elegir entre dos opciones igualmente buenas o malas

Oiga, ¿usted no se ha vacunado porque es tonto, o es tonto porque no se ha vacunado?¿Usted es tonto porque es facha, o es facha porque es tonto?….

Hay dilemas de cine español  y dilemas morales que nos tocan y son más importante. Conocido es el dilema del tranvía, dónde el conductor  tiene que decidir por donde se bifurca: si hacia una via en la que hay un hombre o hacia otra en la que hay  cinco . El 95% de la gente opta por sacrificar una vida y salvar cinco.

Es el mismo dilema moral que se plantea dentro de la alucinante gestión que se está haciendo con el tema de las vacunas; después de marearnos con un exceso de información interesada llena de mensajes contradictorios y de ruido, el planteamiento del dilema se resuelve  arriesgando la vida de unos para la supervivencia de todos.

Hay que tener en cuenta que se trata de un dilema en cierta manera irresoluble porque, según la Teoría de los Tipos lógicos de Bertrand Russel, una cosa es el hombre y otra la humanidad, dos lógicas distintas dónde lo que es bueno para el individuo puede ser malo para el conjunto y viceversa.

Y hay que tener en cuenta también, que si no se hubieran juntado intereses económicos, políticos y farmacéuticos -que según  se va jugando la partida cada uno arrastra la carta informativa más conveniente a sus intereses- ,los mirones  no estaríamos así  de perplejos y mosqueados. Aunque todo buen mirón es de piedra y da tabaco,  también tenemos nuestra cabeciña, nuestro corazoncito y todo el derecho del mundo a no creernos nada de lo que nos dicen para proceder conforme a nuestro criterio personal.

¿ Usted no se vacuna porque es tonto, o es tonto porque no se vacuna? La única solución a este dilema es salirse fuera del planteamiento : «Yo ya estoy vacunado». Y que sea lo que el virus quiera.

La verdad  es que  esta  pandemia -para más INRI-  ha dejado al descubierto toda la miseria humana y roto las costuras de un sistema que ya estaba a punto de reventar.

Que el virus nos coja vacunados. Amén.