La Voz de Galicia
Seleccionar página

Cada mañana voy surfeando la actualidad sobre una tostada con aceite y un café cargado hasta que se me atraganta la tostada y se me enfría el café.

Cada día tengo la impresión de que estamos regresando al siglo XIX, a veces al paleolítico , otras al neandertal  y otras directamente al Planeta de los Simios -véase la reciente invasión de los simios al Capitolio, las algaradas negacionistas holandesas o los » caspoanacrónicos» discursos de los nacionalismos tribales-.

Y claro, la desazón es de tal calibre que luego por la noche se me aparecen en duermevela las caras de sus protagonistas como si fueran las de Velmez en forma de avatar.

En el mosaico onírico de estos dias  me aparece Oriol Junqueras cual Polifemo con barretina, predicando junto al diablillo Cuxart de «Éra se una vez el hombre», el mantra decimonónico del :   «u tornarem a fé».. «u tornarem a fé». !Qué fatiga!

Se me aparece la barba sij y los ojos cenizos de Miguel Bosé alentando  «likes» con  su arenga sobre la falsedad del virus, de la vacuna, de las mascarillas y de él mismo. El deseo de aceptación social es consustancial al ser humano desde el Paleolítico y la comunidad de las redes sociales -que sólo lee y atiende a los gurús/influencers que siguen-, ha reforzado más si cabe el sentimiento tribal del Pleistoceno medio.

Pero la más aterradora ha sido la del ínclito Nicolás Maduro anunciando Urbi et Orbi la gesta conseguida en la ribera de la Arauca vibrador bajo el nombre de Cartativir, remedio infalible contra el coronavirus: diez gotitas debajo de la lengua cada cuatro horas y virusillos a la mar. Con dos pelotas y miles de muertos.

No sé si el Cartativir hermano de la espuma, de la garza y de la rosa, será tan efectivo como el cerebrino Mandri, las pastillas del Dr. Andreu o el bálsamo de Fierabrás, pero lo aterrador es saber que millones de creyentes almas llaneras se lo tomarán de rodillas como otros se inyectaron Fairy al toque del séptimo de caballería trumpiano.

Una pesadilla propia del Ministerio del Tiempo.