La Voz de Galicia
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Por fin  tras un parto laborioso el Presidente alumbró el consejo de ministros. Un grupo que recibió su bautismo periodístico con la foto en torno a una mesa episcopal  ampliada para que todos cupieran.

Cuando se forma un grupo que va a interactuar durante un tiempo y espacio prolongado se inicia lo que en la dinámica de grupos llamamos «evolución del grupo».

La evolución de cualquier grupo de esas características tiene tres etapas claramente diferenciadas. La primera o «fase caótica» se caracteriza por una serie de sentimientos que abarcan desde la desconfianza o soledad hasta la paranoia, es una etapa en que la matriz grupal aún no se ha conformado y sus miembros no han establecido las relaciones sociométricas de afecto o rechazo que más adelante van a llevar a la estabilidad del grupo.

Una vez conseguido el equilibrio se inicia la segunda fase denominada de «encantamiento grupal»; en esta etapa el grupo alcanza su mayor cohesión y se instaura un sentimiento de pertenencia al mismo que hace sentir que el grupo  puede con todo,  omnipotente,  capaz de enfrentarse a cualquier conflicto y resolverlo siempre que se haga desde y con el amparo del grupo. Es sin duda la fase más productiva, eficaz y terapéutica.

Pasada esta etapa se inicia la «Fase de disolución», en esta el grupo pierde el sentimiento de omnipotencia, comienzan a explicitarse los conflictos entre sus miembros y aparecen las primeras bajas, lo que dota al grupo de un sentimiento de pérdida progresivo que anuncia su disolución y cierre.

Durante todo este recorrido la latencia emocional del grupo varía y mucho más si se producen nuevas incorporaciones que hay que integrar o  bajas que hay que elaborar. La complejidad de los grupos aumenta en función del número y características de sus miembros.

En la clínica los grupos más complicados son los heterogéneos, es decir, aquellos cuyos miembros presentan diferentes patologías.

El grupo de gobierno comienza su andadura con estas características de ser numeroso y heterogéneo, lo cual requiere de un terapeuta muy avezado para detectar la latencia emocional del mismo en cada momento y saber atajar y elaborar las tensiones, alianzas, coaliciones y enfrentamientos intragrupales cuando aparezcan.

Como en todo lo humano, los grupos se mueven entre dos principios básicos: el principio de deseo y el de realidad. El deseo en el grupo de gobierno se está desgranando estos días en los que se identifican las asuntos a resolver en forma de declaración de intenciones y expectativas de solución. Estos deseo tendrán que confrontarse tarde o temprano con el principio de realidad que los cercena, es en estos momentos cuando aparecen las tensiones intragrupales  que -mal manejadas- pueden llevar a su disolución.

Veremos.