La Voz de Galicia
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Un axioma de la pragmática de la Comunicación afirma que entre seres humanos solo existen dos formas de relacionarse: desde la simetría o desde la complementariedad; o lo que es lo mismo, desde la igualdad o desde la diferencia entre los comunicantes.

Cuando las relaciones cristalizan en una rígida posición de igualdad, derivan en una  escalada de tensión simétrica que suele llevar a las manos, las bombas o la sangre.

Por otro lado -salvo en  la relaciones que están socialmente definidas como complementarias tipo maestro/discipulo, padres-hijos, general-tropa etc…- si la relación se fosiliza en una rígida complementariedad comienza a desprender un agrio aroma sado masoquista.

Es una cuestión de poder, cuando ninguno renuncia a estar por encima del otro comienza la lucha y,  al contrario, si siempre manda el mismo, es fácil caer en la esclavitud y en los abusos de él o la dominante.

El equilibrio se logra cuando  el funambulista  hace oscilar la barra de un lado a otro y en  las relaciones humanas ocurre igual, cuando la relación permite alternar fases de simetría con fases de complementariedad, es decir, cuando el poder se alterna y la sumisión se acata.

El conflicto catalán cumple con rigor este axioma, la Cataluña nacionalista ha escalado simétricamente hasta una posición de igualdad con el gobierno del Estado  y no parará en el intento de robarle el plátano al cabeza de la tribu. El alfa titubea, amaga, gruñe, enseña los dientes pero duda sobre cuando es el momento adecuado para lanzar el ataque definitivo que salvaguarde el plátano y el territorio, algo que jamás cederá sin pendencia.

Otro axioma de la Comunicación afirma que es imposible no comunicar.

Entre seres humanos es imposible no comunicarse aunque ninguno diga ni mu, como mínimo, se comunican que no quieren comunicarse. Cuando se intenta trasgredir este axioma aparecen conductas extrañas como  «hacerse el sueco», el sordo o el bobo, en un afán de simular no estar comunicando. Pero el otro se entera, !ya lo creo que se entera!, las cosas importantes se saben sin decir.

Quim Torra se queja de que el presidente no le coge el teléfono y que no habla con él, pero el mensaje le está llegando limpio y claro.

El videoclip en formato teleñecos que ha sacado el «president»  parodiando como Sanchez no le coge el teléfono, es una estupidez fruto de jugar con  este axioma.

La relación entre España y Cataluña  era buena y el contenido de la misma fácilmente negociable.

Pero  alguien se conjuró en resucitar el odio para apoderarse del plátano con otra estrategia distinta al ir acaparando poder desde la negociación: Construyeron un relato supremacista que despejara el aroma masoquista del victimismo.