La Voz de Galicia
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Hace un par de meses arriesgaba en el tonel cual iba a ser el resultado del juego de alianzas previos a la sesión de investidura.

Bien es verdad que no fue mérito mío acertar, sino de dos genios de la teoría de los juegos como Nash y Caplov.

Nash avisó de que si cada jugador apostaba a su propio interés perderían todos y así ha sido.

Caplov explicó como en ese momento el juego de alianzas posibles suponían una posición de desequilibrio que el sistema tendería siempre a corregir hasta alcanzar una posición de estabilidad, y que sólo había tres posibilidades: «el amigo de mi amigo es mi amigo» ( Más España),  «todos somos amigos» (Grosse koalition) o «no tenemos relación» ( elecciones anticipadas). Prevaleció la tercera y «cada uno va por libre».

Esto ha permitido la aparición de nuevas partículas políticas y territoriales que han venido a complejizar mucho más el sistema. Contrabandeo saberes del padre de la cibernética Von Foster y el físico Ilia Prigogyne que explican como cuando un sistema cambia a una nueva estructura más compleja tarda tiempo en estabilizarse, lo que nos va a suponer  tener que navegar por aguas nada mansas. Desaparecerán partículas de todos los tamaños y aparecerán otras nuevas que aún no conocemos.

Cuando un sistema inicia un proceso de cambio es imparable e impredecible -no se puede desviar la trayectoria de la flecha cuando está en el aire-.

El aumento de elementos   aumentará  el movimiento y los choques entre  ellos hasta que el medio ambiente se consolide y nos adaptemos a él. Esto se llama movimiento browniano en honor al biólogo escocés Robert Brown que demostró la existencia de los átomos y las moléculas.

Eso es  lo que veremos,   átomos (partidos) que se juntan para formar nuevas moléculas y moléculas (partidos) que  desaparecerán.

Se trata entonces de sobrevivir a este  proceso (y al procés) sin extinguirnos, aunque tengamos que convertirnos en ornitorrincos -algunos ya lo han hecho-.

Pero no sólo me refiero al caos que enfrentamos en esta España molecular  sin el auxilio de los Tercios Viejos, sino a todo el planeta, como lo anunció el algoritmo del antropólogo Peter Turchin  hace pocos años. Según Turchin  el 2020 tiene todos los datos y voletos para ser el año de mayor inestabilidad que ha vivido el planeta en su historia.

La verdad es que mires dónde mires, todo son tráilers del caos: el Brexit, Cataluña, EE.UU en guerra con el vino y el jamón, la decadencia de Europa, los yhiadistas, los ultra todo, Venezuela, Irán, indios contra pakistaníes, el cambio climático, gallos violadores…

Pero hay esperanza. Sino cistalizamos en ornitorrincos, puede ser un capítulo muy interesante de ver y vivir.