La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Penalba (Nogueira de Ramuín). Visita a la Ribeira Sacra, sobre todo la lucense, con una parada en la ourensana. Esa parada fue Penalba, una pequeña aldea con una treintena de vecinos a lo largo del año, población que se multiplica sobradamente por tres en vacaciones. También aumenta durante muchos fines de semana, cuando el hotel con encanto (mucho encanto) O Remanso dos Patos, recibe a los clientes, muchos de Ourense que tienen su comedor como meta, la mayoría de otras partes. Anthony, el dueño, recibe con cordialidad y con ganas de explicar la situación, terrorífica para él: de carambola se enteró -y fue el primero de la localidad- que por allí mismo pasa la A-76, y eso implica que en teoría se van a construir dos túneles y un viaducto  justo pegados a su establecimiento, lo cual amenaza ruina. Ocho proyectos que al parecer no se comunicaron a nadie para luego elegir uno también con nocturnidad.

Penalba está indignada. Los vecinos están aprovechando el buen día y el fin de semana para pintar grafitis y pancartas. Su local social desaparece engullido por la autovía. al parecer, le respondieron que eso no es Ribeira Sacra, lo cual es, simplemente, un escupitajo a la cara, un reírse en sus barbas si las hubiere: puro paisaje de Ribeira Sacra, viñedos históricos…

Contacto con un diputado autonómico y me responde que tranquilo, que nunca se va a llevar a cabo esa obra. Quedamos en hablarlo. Porque lo cierto es que, tarde dos o tarde diez años, en principio se lleva por delante la aldea y la historia de Penalba. Y lo peor para mí es que no logro imaginarme para qué hace falta esta autovía, excepto para gastar dinero.

La conclusión es clara: el turismo en Galicia no es prioritario. Mejor contratar a los palistas para que desmonten. Total, así -dicen- se crean puestos de trabajo. O sea, pan para hoy y hambre para mañana.