La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Red Natura del río Tambre. En estos momentos en que estoy escribiendo hay un peregrino despistado -o desequilibrado- a 4 km de Santiago caminando por la autovía que procede de Dozón-Lalín. Me llama un familiar directo que va rumbo a Ourense y me avisa. Como buen ciudadano aviso yo al 112. Me sale una mujer realmente ejecutiva, que me pregunta de todo hasta el extremo de que se me hace violento hablar con ella. Quiere saber de dónde la llamo, cómo lo sé, si represento a alguien, si soy de una organización, de un organismo o qué (¡menos mal que no es algo demasiado urgente!). Y, en el colmo, me exigió el número de móvil de mi familiar. Obviamente me negué, me identifiqué y le di el mío. Como insistió, ya le corté diciendo que no tenía que darle más explicaciones. Su respuesta fue antológica: «¿Como que non me ten que dar explicacións? ¡Claro que me ten que dar a min explicacións, señor!». Impertinente sí que era, pero tonta no, y como vio que iba a colgar me pidió que esperara un momento, volví a oír su vez un minuto después y me dijo: «Señor, Tráfico xa está avisado». Fin de la conversación.

Espero que el peregrino tenga paso seguro. Porque yo no me fiaría nada de volver a pedir ayuda al 112. Al menos cuando te sale alguien así al otro lado, porque dan ganas de no volver a llamar nunca más. ¡Menudo interrogatorio!