La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Dicen que hay veces que algo está para ti, sí o sí. Algunos lo llaman destino. Otros, suerte. Y no faltan los que lo califican de trabajo puro y duro. La Champions estaba para el Chelsea. Tras lo visto en semifinales y final, no hay duda: le tenían que haber grabado antes el nombre al trofeo. Su fútbol fue de trinchera, pero hay tres veteranos que se merecen el caramelo. Con Terry sancionado, los tres estaba sobre el césped de Munich y su actuación fue imperial. El portero Cech, que había hecho los deberes: se había estudiado en vídeo los lanzamientos de penaltis del Bayern desde el 2007. Acertó el lado en todos los disparos. Y logró parar uno y despejar otro. Por supuesto, Drogba. El delantero, del que dicen que pica como un escorpión, cuando menos lo esperas, recogió lo que sembró en toda su carrera. Con 34 años se lleva el premio gracias a un cabezazo increíble y a un penalti que tiró con la frialdad de un iceberg. Drogba, que perdió con su país dos títulos de África desde los once metros, uno de ellos fallando él mismo. Y el tercero es Lampard, que hizo de todo en el encuentro. El albañil perfecto. Agobió. Taponó. Siempre con criterio. El fútbol más gris se tornó azul gracias a la ruleta de los penaltis.