La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Ya se abrió la veda a lo grande contra los indignados que están en las plazas. Rouco Varela dice que tienen problemas en sus almas. Esas mismas almas en las que Rouco, sin duda, es un experto, y que no se ven en las radiografías. Conde Roa, simplista, dice que el Obradoiro no está para ser un campamento okupa. Y pretende justificar su ataque diciendo que es un espacio público fundamental para los turistas. Si es público para los turistas, ¿por qué no lo es para los ciudadanos? Y ahora, la policía en Barcelona. El problema es que no entienden nada. No comprenden que no haya altercados. No asumen que las protestas pacíficas al fin son posibles en España. Quede en lo que quede, es muy digno que la sociedad civil haya reaccionado, entre otros males, ante la corrupción, el paro y los bancos sin control. Pero siempre se tiene miedo de lo que no se asimila. Y los críticos con este movimiento están demasiado acostumbrados a lo que siempre funcionó en España que es exclusivamente preguntar ¿qué hay de lo mío? Y así les superan estos chavales y no tan chavales que preguntan sin personalismos: ¿qué hay de lo nuestro, de lo de todos? Merecen un respeto. Llevan días acampados para que en el resto del mundo se sepa que hay una España podrida que hiede a cloaca.