La Voz de Galicia
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Decir que las nuevas tecnologías invaden nuestra vida y se han hecho tan indispensables como en su día lo fue el agua corriente, la luz o el teléfono puede resultar casi una obviedad.

Nuestra sociedad moderna se basa en la información y en la comunicación y gracias a las nuevas (o no tan nuevas ya) tecnologías ambos elementos han alcanzado su máximo exponente: podemos llevar el equivalente a un centenar de enciclopedias y compartirlo o entrar en contacto con una persona que esté al otro lado del mundo con la misma facilidad que llevamos el periódico o hablamos con nuestros compañeros de trabajo.

Y no es necesario tener un ordenador para ello. Hoy en día nuestros simples y gastados teléfonos móviles nos permiten esto y mucho más.

Esta realidad nos abre un nuevo mundo de oportunidades pero también supone un nuevo cúmulo de riesgos que son muchas veces desconocidos y ante los que nadie nos ha advertido o protegido adecuadamente:

Puedo comprar y vender en la Red pero ¿es seguro hacerlo? ¿Qué riesgos asumo y cómo me puedo proteger ante ellos?

Constantemente me piden o debo compartir datos, que muchas veces son personales, ¿estoy obligado a hacerlo? ¿Estoy autorizado para hacerlo? ¿A qué sanciones me expongo? ¿Cómo puedo saber si dichos datos serán confidenciales o se protegerán adecuadamente?

Internet está lleno de contenidos muy atractivos (imágenes, texto, música, vídeos, etc.) ¿Puedo acceder a los mismos y utilizarlos con seguridad? ¿Qué requisitos debo cumplir para ello? ¿A qué me arriesgo al hacerlo en un ámbito doméstico? ¿Y si los comparto?

-En el trabajo, ¿puedo acceder al correo electrónico de otro compañero o de una persona de baja o en vacaciones?

-El nombre de mi empresa o mi marca , ¿puede ser usada por otras personas o empresas como nombres de dominio sin mi autorización? En su caso, ¿puedo reclamar dicho nombre de dominio para mi?

Éstas son sólo algunas de las preguntas que nos podemos hacer a la hora de utilizar las nuevas tecnologías y que tienen un denominador común: todas ellas han sido contempladas y solucionadas, en mayor o menos medida, por la legislación española, europea e internacional.

En el presente blog que hoy inauguramos intentaremos dar respuesta a estas y otras cuestiones que vayan surgiendo, siempre desde una visión particular y propia del abogado que escribe y con vocación eminentemente práctica y divulgativa.

Personalmente, estoy muy ilusionado con este proyecto que nos brinda la edición digital La Voz de Galicia y que nos aleja de la rutina de trabajo diario y nos da la oportunidad de reflexionar y, sobre todo, de aprender mucho con todas las preguntas y comentarios que nos dejéis en el blog.