La Voz de Galicia
Serantes
Tecnología y productividad en movilidad
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MacBook AirSeguro que alguna vez habeis oído o incluso pronunciado la frase: «Verlo es quererlo».

Pues esa, justo esa frase es la que me ha venido a la cabeza cuando he tomado en mis manos un MacBook Air que disponían en un estante de la tienda Fnac de A Coruña.

Le he pedido al dependiente que me lo enseñase y además que me lo dejase tocar bien tocado, abrirlo, cerrarlo, poner el cargador, quitarlo… teclear, vamos una miniprueba de unos minutos con el equipo.

La verdad es que si hasta ahora ya estaba casi convencido de que este sería mi próximo ordenador portátil, ahora lo certifico: Lo será y espero que a la mayor brevedad, que no significa que sea dentro de una semana, pero lo puede ser dentro de un par de meses o tres.

Este ordenador se parece mucho a un MacBook de Apple, con la diferencia que este está pasado por una plancha, lo han hecho, lo han APLASTADO.

Cuando he vuelto a casa después de haber podido tocar el equipo, he estado mirando mi MacBook y realmente no lo he diferenciado demasiado, pero sí he notado el peso y el grosor.

Mucha gente ve la parte negativa del MacBook Air en la falta de unidad óptica o en la escasez de puertos de conexión (tan sólo proporciona 1 puerto USB, por ejemplo); en mi caso jamás he grabado un CD o DVD en mi Superdrive del MacBook y tan sólo en una ocasión recuerdo haber conectado dos dispositivos a través de los puertos USB, un pendrive y un iPod, claramente equipos que se pueden colocar uno después de otro y si me apuro un poco casi sustituibles uno por otro. El pendrive por el iPod claro…

La solución a la unidad óptica se arregla: para los más clásicos con una grabadora externa, para los más modernillos con un pendrive de 8 o 16 GB y para los ultramodernos utilizando la función de instalación inalámbrica que aporta Apple: Remote disc.

Ahora tengo que fustigarme un poco por tener hacia el MacBook pensamientos «impuros» de deseo inmediato y alguno más… y he de decir que no lo necesito, no tengo la necesidad de tenerlo para trabajar, incluso no lo necesito para el ocio, pero, aún así: Verlo es quererlo.

Lo quiero

Saludos

David Serantes