El año 1985 se recuerda por un montón de cosas «menores», como que en España se firma la convención de la ONU contra la tortura, se reabre la verja que la comunica con Gibraltar o se produce por primera vez el ingreso de mujeres en la Policía Nacional.

Sin embargo, lo que realmente caracterizará para siempre el año de 1985 es que el día 15 del mes de marzo, se registró por primera vez un sitio electrónico con el dominio «.com», que fue uno de los creados en aquellos dos grandes grupos a principios de la década de los años 80: los asociados a nombres de países (.es, .ru, .fr, .us,…) y los asociados a una serie de nombres genéricos, en concreto 7: GOV, EDU, COM, MIL, ORG, NET e INT.

El .com se inició como un dominio destinado a «comercio», pero que ahora mismo se han extendido de tal manera que ya incluye más de 200.000.000 (MI-LLO-NES) de sitios dedicados a ocio, comercio, entretenimiento e incluso sitios particulares.

Este es uno de esos post simbólicos que de vez en cuando me encanta escribir. Para mi el poder disfrutar de la interconexión de sitios alojados en ordenadores, más comunmente la Red de Redes o la Internet, ha sido un premio al que le estoy tratando de sacar todo el jugo que soy capaz.

Lo que no se suele plantear uno en estos casos es si esto puede tener un fin, la Internet me refiero, si cambiará tanto que dentro de unos años no la conoceremos, si las formas de acceder a los contenidos serán muy diferentes en pocos años o si todo el mundo tendrá un sitio web en lugar de un Documento Nacional de Identidad (DNI)…ideas que ahora parecen peregrinas pero que pueden acabar cuajando, ¿por qué no?.

Desde luego, días como este, en que los medios tradicionales se acuerdan de efemérides tales como el cumpleaños del dominio .com sirven para que te acuerdes de lo pequeño que eres, de lo relativa que puede llegar a ser la difusión de un contenido y de las vueltas que hay que dar para llegar a encontrar aquello que necesitas entre tantos millones de sitios web como hay en la actualidad.

Somos pequeños, muy pequeños y todavía pensamos que somos algo grande.

Saludos

David Serantes