La Voz de Galicia
Serantes
Tecnología y productividad en movilidad
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Esta mañana me he levantado nostálgico, podría decir ahora «no sé por qué», pero sí que lo sé.

Hemos sufrido un fuerte vendaval esta noche y la consecuencia directa es que el suministro eléctrico se ha venido abajo (mucho ánimo y fuerza a todos los que están trabajando restituyendo el servicio, mucho cuidado, sois unos héroes!) por unas horas y hemos recurrido a las velas, algo ya casi olvidado en nuestros días. Tan sólo tenemos en casa velas semi-decorativas, de las de «crear ambiente» y las hemos estado utilizando para charlar un ratillo y preparar todo lo necesario para meternos «al sobre».

Con la utilización de las velas han venido recuerdos de años pasados, cuando eramos todavía unos niños y con alguna tormenta era habitual quedar a oscuras alrededor de la mesa con tus hermanos y padres e incluso vecinos, ahora los vecinos ya no entran en tu casa a cualquier hora como hacía antes. Por aquel entonces el mayor entretenimiento era la televisión, a caballo entre el blanco y negro y el color, del mismo modo que hoy planteamos si comprar plasma o LCD, entonces el tono era lo que importaba. Para cualquier chiquillo la rutina pasaba por llegar a casa, tener el bocadillo de Nocilla preparado por «mami» y «sin tirar migas de pan en el sofá» quedar durante una hora sentado viendo Barrio Sésamo, los payasos de la tele o cuando ya eramos un pelín más mayores AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS, la serie por excelencia en el 85 más o menos.

He estado buscando un poco sobre la serie, incluso no me acordaba de su título con exactitud, pero sí recordaba que Kevin Arnold era el protagonista, luego ya ha venido todo rodado, su página de Wikipedia, su banda sonora, liderada por la apertura espectacular de Joe Cocker y su With a little help of my friends, la guapísima vecinita Winnie Cooper e incluso el inolvidable Paul Pfeiffer, que no, no es Marilyn Manson ;-).

En Youtube podeis ver mucho sobre la serie que fue mi favorita de esos años e imagino que la de muchos otros que ahora ya ni la recordarán como me pasaba a mi.

Estas cosas, que muchas veces no se pueden explicar con unas simples palabras escritas en un post, pero sí rodeandolas de imágenes, videos, música y hipervínculos, son las que hacen que la Internet y pagar la conexión a la red  valgan la pena.

Ahora ya estoy haciendo mis favoritos nostálgicos en Spotify y la he hecho colaborativa, por supuesto.

Ay, qué maravillosos años…

Abrazos

David Serantes