La Voz de Galicia
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Tecnología y productividad en movilidad
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Ahora todos tenemos un reloj y sin embargo, todavía seguimos sin tener tiempo. Ya decía Mark Twain una frase que siempre me ha hecho reflexionar: “Planifique su futuro, porque tendrá que pasar allí el resto de su vida”.

Estamos en 2015 y no somos demasiado conscientes de que hace ya 25 años que empezó una década prodigiosa, la de los 90, en la que muchos tuvimos la suerte de poder empezar a percibir el futuro en el que hoy nos encontramos.

No importa si ahora caminas a toda velocidad hacia los 50, si naciste justo en la mitad de la década de los 90 o si no tienes ni idea de lo que te estamos hablando. En todo caso seguro que alguien que te quiere bien ha puesto en tus manos alguno de los productos que te traemos en este especial.

Queremos recordarlos sin tirar de la nostalgia y los queremos honrar sin echarlos tanto de menos como para querer volver atrás. Estamos en el presente, que no es otra cosa que el pasado de los que vendrán, pero hoy tiramos de hemeroteca para repasar todo lo que lo “petaba” en los 90.

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Lo que teníamos en casa

Una buena forma de comenzar es recordando uno de los iconos de toda una época. El Apple iMac G3. Este fue el primer iMac, apareció en el año 1998 y por supuesto que marcó un antes y un después en cuanto a ordenadores integrados. Fueron sus colores, su característico monitor de tubo de rayos catódicos (CRT), su bandeja en la unidad óptica o la inclusión del famoso ratón ovni que a nadie le era útil pero a todo el mundo gustaba tener lo que lo caracterizaron. El primer iMac tenía un procesador que corría, por decir algo, a 233 MHz y fue el primer Macintosh que prescindía de disquetera. Toda una declaración de intenciones por parte de Apple.

La conexión de cable o ADSL que disfrutamos hoy poco tienen que ver con las de hace 25 años. Entonces nuestro módem a 33.6K (3429 baudios) era el nexo entre nuestras ganas de acceder a la Red y la paciencia necesaria para hacerlo. Seguro que muchos recordarán esta máquina de ruido infernal cuando la conexión no se establecía adecuadamente y maravilloso cuando todo salía a pedir de boca. Nada que ver con el “always on” que reina en nuestros días.

Nuestra conexión a Internet tuvo un soporte muy importante a nivel de sistema operativo con el Windows 95. Es el sistema operativo que ha marcado una transición entre el MS-DOS que muchos conocíamos al dedillo a base de código y el entorno gráfico que hizo que el mercado de consumo recibiese encantado los productos de Microsoft y se popularizasen los PCs en los hogares de todo el mundo. Windows tuvo muchos herederos, el 98, el Millenium Edition (Me), el XP, Vista, 7, 8 y el 10 que por fin conocemos, pero ninguno ha sido tan bien recibido como el Windows 95, simplemente porque era el alma del primer ordenador al que una generación tuvo acceso.

Junto con el sistema operativo de nuestros PCs teníamos la suite ofimática de Microsoft Office 95. Con Word, Excel y Powerpoint como núcleo de la versión estándar, se incluían otros productos que dieron mucho juego como Microsoft Publisher. Muchos jugamos a hacer carátulas para nuestros CDs recién grabados con este software y también presentamos numerosos trabajos en el colegio/instituto/universidad de “alta calidad” gracias a la herramienta de presentaciones y el procesador de textos; solo los más curiosos empezaron a curiosear aquella hoja de cálculo que escondía muchas cosas potentes, incluso un juego escondido por los autores de la aplicación denominado Hall of Tortured Souls. Las posibilidades de crear contenidos se iban multiplicando y Office 95 se encargó de facilitar la tarea.

Para los que tuvimos las primeras grabadoras de CD a 2x, el software de grabación Easy CD Creator de Adaptec fue la revolución. Clonar CDs era coser y cantar; fuesen de música o de aplicaciones, poner en la bandeja de tu reproductor el CD original y uno virgen en la grabadora y pulsar un botón en pantalla con el ratón era todo el esfuerzo para tener una copia realizada en aproximadamente media hora. La época del pirateo se inició con la incorporación de costosas unidades de grabación de discos compactos en los equipos informáticos y el ansia de copiar todo lo que pasase por tus manos. Era sencillo, tenías los medios a tu alcance, los contenidos estaban disponibles y no se entendía que fuese un perjuicio para nadie. Copiar era lo estándar, igual que se copiaba una cinta de casete, se copiaba un CD. No había ningún problema.

Uno de los grandes éxitos que se copiaban de un CD a otro era la enciclopedia Microsoft Encarta. Era la enciclopedia que todos teníamos en nuestro ordenador. A todos los que les gustaba ver enciclopedias tipo Larousse la disfrutaban muchísimo en formato digital y los que no tenían tanto interés o curiosidad simplemente se contentaban con decir que los 36 tomos que había en aquella estantería los tenían ellos dentro de su ordenador. Ese era el gran cambio del que había que hablar. No era necesario consultarla, solo importaba que si querías lo podías hacer de una forma rápida y sencilla.

Aunque nos parezca imposible que haya existido nunca otro navegador que no sean Chrome, Firefox o Safari, Netscape navigator era el más utilizado a mediados de la década. En los navegadores han cambiado tanto las cosas que no entenderíamos a día de hoy la guerra que libraron Netscape y Microsoft con su Internet Explorer. Luchaban por la primacía haciendo que fuesen incompatibles, de tal forma que algunos sitios tuvieron que diseñar una página para Explorer y otra para Netscape. La lucha como bien sabemos la ganó finalmente Microsoft al incluir el Explorer en el paquete de Windows como un componente más. Instalabas el navegador sin querer y la mayoría de personas ya no buscaba una alternativa. Hoy en día muchos no saben ni lo que es Internet Explorer o reniegan de él con todas sus fuerzas.

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Lo que llevábamos por la calle

El nombre de “mensáfono” no dirá absolutamente nada para muchos, aunque es posible que algunos más sí que conozcan los términos pager o beeper introducidos por Motorola y casi todos los que tengan más de 30 años recordarán los “buscas”. Estos dispositivos tuvieron su momento de gloria durante la época de los 90, sobre todo entre los sectores profesionales de urgencias que ya estaban acostumbrados a recibir desde la central de control los avisos mediante estos dispositivos.

Uno de estos dispositivos de Motorola, el Mensatel Beeper, es quizá el más carismático y reconocido por la generación que tuvimos nuestro primer móvil a principios de los 90. Fue gracias a la marca de refrescos CocaCola quien se encargó de llevar a cabo una campaña de marquetin muy potente en la que lo regalaban simplemente por consumir sus productos. Para muchos los beeper fueron una alternativa económica a los teléfonos móviles. Podías recibir mensajes de texto desde un teléfono fijo o desde un móvil y en las versiones más avanzadas también podías enviar tus propios mensajes, era la generación de los “two way pagers”. Por supuesto que cuando los teléfonos móviles y los servicios de las operadoras bajaron un poco los precios, los “buscas” fueron desapareciendo y hoy en día son una mera anécdota en la historia de la comunicación.

El Motorola Star Tac es un icono del lujo en los teléfonos móviles de mediados de los 90. Todo el mundo queríamos uno. Era tan representativo de status como lo es hoy en día un iPhone de última generación. El precio de salida en los Estados Unidos de América fue de nada menos que $1.000 una cifra realmente elevada en aquellos tiempos. Su éxito estaba basado en su formato plegable, dejando en la parte inferior el teclado y la pantalla, para doblar sobre ellos la parte del terminal que incorporaba la batería y el auricular. Todo un derroche de diseño que a día de hoy se ve como una simple antigualla. Motorola consiguió en 2005 que su teléfono móvil homenaje al Communicator de Star Trek fuese mencionado por la prestigiosa revista PC World y se ubicase en el puesto número 6 en el ranking de los 50 artefactos más grandiosos de los últimos 50 años.

Las PDAs (Personal Digital Asistant) empezaron su recorrido a finales de los 90. Todos tenemos muy claro que no habríamos llegado a la era de los smartphones si no hubiese habido existido la marca Palm y se hubiese llevado a cabo el proceso de convergencia entre los teléfonos móviles y las PDAs. Entre todas ellas la Palm III destacó dentro de los dispositivos de la marca porque fue la primera que permitió alojar su sistema operativo en la Flash ROM y además permitía algo que fascibana en aquellos tiempos a los usuarios de estos dispositivos: pasar aplicaciones, nada de apps, simplemente aplicaciones, entre un dispositivo y otro a través de su puerto de infrarrojos. Enfrentabas un dispositivo a otro y en unos segundos tenías “instalada” la nueva apliación en tu ordenador de bolsillo, que al fin y al cabo es lo que eran. Las aplicaciones propias del sistema Palm OS eran las de gestión de información personal: calendario, tareas, contactos y notas, pero podías encontrar aplicaciones tan específicas como deseases. Los desarrolladores eran fantásticos pero no tenían la motivación que tienen hoy con las grandes tiendas de apps. Aún así el ecosistema era realmente atractivo.

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Donde se encontraba el ocio

El reproductor portátil de CDs, o Discman, con su antichoque para evitar las vibraciones, sus pilas recargables como mayor innovación y sus bolsas para llevar tipo bandolera fue uno de los mejores compañeros de muchos adolescentes. No había momento en el que no llevasen su discman de camino al instituto o a la facultad. Siempre había discos nuevos que llevarse a las orejas. Se intercambiaba música con los amigos, se dejaban discos que sabías que volverían a ti tarde o temprano y se comenzaba a piratear también, cosa que algunos reproductores no veían con buenos ojos, dado que algún tipo de CD grabado no era posible reproducirlo.

Uno de los dispositivos que más impactaba en la década de los 90 en el ámbito de la imagen era la Sony Digital Mavica. Su nombre proviene de la original de inicios de los 80, que se refería a Magnetic Video Camera, si bien esta digital, más moderna, se caracterizaba porque almacenaba las imágenes en disquetes. Fue quizá la primera cámara digital de la que muchos tenemos noción. Un trasto enorme donde se insertaban disquetes como unidad de almacenamiento por uno de los laterales y que consumía baterías a ritmo endiablado. Las imágenes que recogían no eran de gran calidad, pero sí tenían la suficiente como para almacenar en un disco duro de un ordenador o incluir en algún informe que realmente quedaba resultón con la inserción de imágenes reales directamente desde una cámara digital.

La videoconsola portátil que más llamó la atención desde inicios de los 90 fue sin duda la Game Boy de Nintendo. No fue la consola más vendida del mundo, pero desde la aparición del juego Tetris en el año 89, tanto la consola como el juego se convirtieron en amigos íntimos e inseparables que han hecho disfrutar a millones de personas en todo el mundo, sin distinción de razas ni sexos y hasta me atrevería a decir que tampoco de edad.

Uno de los primeros videojuegos a los que muchos estuvimos enganchados fue el Doom. Este juego fue uno de los más grandes en su época y ha marcado historia en los juegos de PC. De hecho se piensa que definió los estándares de los juegos de disparos en primera persona. Los diferentes niveles y el arsenal de armas a disposición fueron algunos de los elementos que se encargaron de tenernos durante horas delante de la pantalla mientras nos enfrentábamos a enemigos más o menos fuertes como los Zombieman, Shotgun o Demon y sus variedades.

El Tamagotchi de Bandai es otro de los iconos de mediados de los 90. Es posible que muchos de nuestros lectores lo vayan a reconocer como su primer artilugio electrónico. Un pequeño gadget “con vida en su interior” del que te tenías que responsabilizar las 24 horas del día. Era un poco cruel el juego, si no le dabas lo que necesitaba, tu pobre mascota podía perecer por inanición, falta de ejercicio o deshidratación. El fenómeno Tamagotchi ha permanecido vivo desde mediados de los 90 en que se importa el juego desde Japón. Incluso ha reforzado su cultura de juego al saltar a las plataformas de consolas principales como Game Boy, Nintendo DS o Wii por no hablar de que han aparecido también en películas, series y dibujos animados.

 

Con este pequeño repaso a lo que lo petaba en los 90 seguro que has podido frenar el tiempo, solo unos minutos, para recordar. Seguro que te habrá ayudado a traer a la mente aquello que te hizo disfrutar y por qué no también sufrir en algún momento en el que nada funcionaba; pero sobre todo nos gustaría que sirviese para dejar claro que cuando pienses que lo que hay en este momento encima de tu mesa es lo mejor de lo mejor, eches la vista atrás y verifiques que todavía queda mucho por venir.

Saludos

David Serantes

Este artículo pertenece a la Revista Mactoday. Fue publicado en el número 43 de Noviembre de 2015.

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