La Voz de Galicia
Serantes
Tecnología y productividad en movilidad
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«Espera un segundo que voy a pedir un Uber». Esta es una frase que dentro de muy poco va a ser habitual en boca de usuarios de transporte de las principales ciudades del mundo.

Uber es un servicio de alquiler de vehículos con conductor que promete desplazamientos de bajo coste. Es un servicio que ofrece algunas ventajas muy interesantes para los usuarios, que pueden disponer de un servicio alternativo a un precio muy ajustado. Se solicita mediante una aplicación disponible para tu teléfono móvil, que garantiza que en algún lugar (oficinas y servidores de Uber) alguien tiene la información de tu conductor de alquiler y también tu información a buen recaudo. Además, es muy atractivo que no tengas que hacer intercambio de dinero en efectivo, ya que el pago del viaje va directamente contra la cuenta bancaria que hayas indicado al crear tu cuenta de usuario de su servicio.

Ya está presente Uber en 50 países y en un sinfín de ciudades que lo están acogiendo con la normal expectativa de los usuarios y el clamor de las asociaciones de taxistas, que obviamente es el colectivo que más incovenientes detecta en lo que consideran un intrusismo en toda regla de los nuevos conductores. Alguna administración española ya se ha manifestado en favor del colectivo de conductores de taxi prometiendo perseguir a los conductores de Uber, pero por ahora parece que el número de denuncias que proponen una sanción para estos conductores en una ciudad ten grande como Madrid son meramente testimoniales y en otros lugares ni se han manifestado todavía sobre qué les parece el nuevo negocio.

Así las cosas, los creadores de Uber siguen su proyecto de expansión por todo el mundo y con cada una de las polémicas que surgen en el nuevo país donde aterrizan, ven crecer sus expectativas de éxito. Han tenido problemas en Francia, donde se promocionó durante un tiempo su servicio en conjunto con el de una conocida web de modelos que serían las encargadas de recoger al pasajero en el vehículo privado para convertirlo así en «el más envidiado de los co-pilotos de la cidudad» durante su trayecto. Han tenido problemas en Alemania donde la justicia del país ubicó a Uber durante un tiempo como ilegal, para volver a levantar la prohibición hace solo un par de meses. Esto no ha gustado a los profesionales del sector del transporte de viajeros que luchan contra el servicio de origen americano. Y por supuesto, Uber ha tenido problemas en España, tanto en Madrid como Valencia y Barcelona, que son las ciudades donde ha desembarcado en una primera embestida este nuevo invento. A sus creadores, que cuentan con el apoyo de importantes grupos de inversión a través de ingentes aportaciones económicas para su lanzamiento a nivel mundial, los problemas que surgen no hacen más que alimentar sus motivaciones.

En medio de su desarrollo de negocio ha surgido algo que ha removido el mundo de la comunicación, los medios y de Internet a nivel global en la última semana. El vicepresidente de desarrollo de negocio de Uber, Emil Michael, gran fichaje de la compañía para conseguir sus objetivos más inmediatos, se despachaba a gusto durante una cena, que él consideraba informal, con un buen número de personajes del mundo de la cultura, la información y la política de Nueva York, en el Waverly Inn de Manhattan. Resultó ser un evento en el que no hubiese querido haber estado, pues él no tuvo en cuenta la presencia de un periodista de BuzzFeed News que estaba muy atento a tomar buena nota sobre su conversación en torno a uno de los problemas que tiene su compañía. Desde el año 2012 algunos medios están haciendo campaña contra la estrategia y las políticas de Uber en todo el mundo y parece que esto les está afectando.

Emil Michael parece que no tuvo reparos en explicar que no le importaría formar un equipo de personas que trabajasen buscando información sobre los periodistas que atacan a su compañía. Sobre ellos y sus actividades, sobre sus negocios, viajes, gastos, inversiones y, quizá lo que más ha dolido a los afectados, sus familiares. Según las publicaciones sobre la exposición de Michael, Uber podría dedicar nada menos que 1 millón de dólares para un equipo que estaría formado por ocho miembros. La mitad de ellos periodistas de alto nivel y los otros cuatro los imaginó como la parte del equipo especializada en algo que todavía no conocemos con nombres y apellidos en España, pero que allí denominan «Oppo«. En su versión extendida: Opposition Research. Investigación de la oposición sería una traducción libre de este término quizá no demasiado exacta, pero lo importante es entender que durante las épocas de elecciones, los partidos más poderosos se encargan de dotar un presupuesto para que un equipo de investigadores especializados indague en todo lo que tenga que ver con los rivales directos y si encuentran algo realmente jugoso, lo aireen para hacer todo el daño posible al adversario. De esta forma, Uber podría trabajar aglutinando información sobre el grupo de periodistas que está en su contra, aplicando estrategias propias de las más encarnizadas campañas electorales y mezclar este ingrediente ya de por sí sabroso con la misma calidad periodística que se está utilizando para intentar frenar sus actividades por parte de sus enemigos literarios.

Una de las más destacadas activistas en contra de Uber es Sarah Lacy, fundadora del Pando Daily. Una de las periodistas más relevantes de los que cubren lo que sucede en Silicon Valley. Lo hace una forma crítica y muy entusiasta a la vez a través de su exitoso diario y también colabora como editora senior para la famosa web de tecnología TechCrunch. Precisamente su nombre ha sido uno de los  que Emil Michael puso sobre la mesa mientras explicaba su «¿estrategia?» contra los medios no favorables a sus prácticas de empresa. Esta periodista ha contado cómo se enteró de la conversación que Michael pensaba era privada en la famosa cena de Manhattan y lo ha contado en un post incendiario que hace reflexionar sobre todo lo que están cambiando las cosas y cómo algunas siempre permanecerán inamovibles.

Uber es un servicio novedoso que ofrece esperanzas de abaratar un sector que a todo el mundo le parece que tiene tarifas elevadas, sin embargo lo hace basándose en un modelo de negocio que pone contra las cuerdas a muchos profesionales que están sometidos a unos niveles de presión fiscal muy elevados. Estos son cambios que tienen ventajas para los usuarios y para los creadores de empresas en base a la innovación y aprovechamiento de las tecnologías actuales y queremos esos cambios. Queremos, todos, que las cosas vayan cambiando, que se limen las desavenencias entre las partes y que se encuentren canales de colaboración donde todos los implicados salgan beneficiados. Algunas soluciones pasan porque los conductores de Uber sean taxistas que utilizan este servicio mientras están fuera de su servicio habitual, algo que ya están probando en Alemania con el servicio UberTaxi. Hay opciones y se llegarán a acuerdos positivos.

Sin embargo hay otras cosas en este asunto que demuestran que nunca podrán cambiar las estrategias empresariales subjetivas. Los proyectos de contrataque como los que Emil Michael de Uber planteó en esa cena, con un presupuesto importante (un millón de dólares es un prespuesto importante) que tiene como objetivo personas, sus familias y toda la información que las rodea, son proyectos que no los queremos, ninguno los queremos. En el caso de la periodista los pensamientos en cómo podrían afectar las actividades de Uber a sus hijos son solo algunas de las pistas de lo que no debería ser tolerado como una actividad empresarial. Si tus actividades de negocio están recibiendo críticas, lo mejor que puedes hacer es estar atento a cuáles son, en qué se basan, si son fundamentadas e investigarlas en profundidad para ver si eres capaz de convertir esas mismas críticas en alabanzas cambiando algunas de tus líneas de actuación; pero jamás debes hacer una propuesta de matar al mensajero, sea cual sea el mensaje que trae.

Algunas cosas cambiarán, pero otras siempre permanecerán.

Saludos

David Serantes