La Voz de Galicia
Serantes
Tecnología y productividad en movilidad
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¿Habéis pegado un repaso a las apps que tenéis instaladas en vuestros smartphones?

Esta es la cuestión que he dejado en Twitter esta tarde para tantear a los amigos de allí sobre el uso y quizá abuso que hacemos de las apps.

Antes de contar qué es lo que han contestado algunos compañeros cacharreros allí, me gustaría aclarar que he sufrido un ataque de limpieza de apps recientemente. Ha sido tan fuerte que he empezado desde cero. Así, en cada ocasión en la que he necesitado «de verdad» una app la he instalado directamente; poco a poco, de forma serena y sin desaprovechar recursos.

Ahora tengo instaladas tan solo las que necesito y no un arsenal de carpetas llenas de apps; al fin y al cabo, no utilizo tantas como solía tener instaladas.  Ocupan lugar y sobre todo no dejan ver bien las que realmente necesitas. Pero esta es solo mi experiencia reciente.

Las respuestas al tuit han sido muy interesantes y en síntesis en casi el 90% de las contestaciones todos reconocemos que tenemos demasiadas y lo que más me ha gustado es ver que también la mayoría reconocemos que es una buena práctica el eliminar apps de vez en cuando, llegando al extremo con los más organizados que han contestado literalmente cómo las clasifican:

[sí, lo tengo a dieta, apps “nopuedovivirsin”, apps “lauso”, y alguna “porsaica”.] Buenísima respuesta. Hay algunas apps que son más que imprescindibles en el día a día, otras que ofrecen un uso frecuente pero no serían imprescindibles para ti o podrías hacer esas mismas funciones por otras vías y el cajón más peligroso, el último es el de «por si acaso…» Este puede contener de todo y es en el que casi todo el mundo mete aquellas apps que le han dicho que son interesantes, que tiene a prueba durante un tiempo, o que simplemente está pendiente de abrir. Sí, hay muchos usuarios que instalamos apps y las dejamos en barbecho durante un tiempo hasta que les llega su momento. Curiosidades.

La reflexión que os quería dejar hoy es sobre lo que significa el hecho de tener tanta facilidad de instalación de apps en nuestros smartphones. Las grandes tiendas de apps accesibles desde los dispositivos móviles lo han bordado ofreciendo una facilidad pasmosa para la compra de apps y creo que «nos la han colado», pero bien colada. Picamos una y otra vez aplicación tras aplicación hasta llenar nuestros terminales de archivos que no sabemos si serán útiles, pero son tan fáciles de descargar «en un tap».

Nos estamos convirtiendo quizá en los nuevos Diógenes digitales. Almacenamos de todo en formato digital, que ofrece la sensación de estar ordenado, cosa que ayuda a seguir avanzando con el síndrome. Quizá tengamos que educar nuestros hábitos también para orientarlos hacia la limpieza de apps de nuestros dispositivos.

¿Cuáles son vuestros hábitos en el mantenimiento a raya de las apps?

Saludos

David Serantes