La Voz de Galicia
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Tecnología y productividad en movilidad
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Hace unos años, en la época de las PDA y de los primeros smartphones, existían ya multitud de tiendas de aplicaciones para móviles, como Handango. El problema que tenía el sistema de este tipo de tiendas es que cuando comprabas una aplicación, por lo general bastante cara, esta habitualmente quedaba ligada al IMEI de tu teléfono. Si cambiabas de teléfono, perdías la aplicación. Solo algunos desarrolladores te cambiaban el registro si contactabas con ellos para pedírselo; eran solo algunos y era engorroso para las dos partes (recuerdo un desarrollador que comentaba su sorpresa por lo mucho que cambiaban algunos de teléfono, ;-)).

Apple y su App Store

Cuando apareció el iPhone con él llegó la App Store de Apple y  trajo muchas cosas buenas:

a) Unificación en una sola tienda.

b) Aplicación ligada al usuario de Apple (no al IMEI) y para siempre.

c) Licencia válida para cinco equipos (casos «grises» de compartir con la familia y otros lógicos de tener dos equipos, especialmente importante en ordenadores)

d) Actualizaciones gratuitas

Los problemas…y sus soluciones

Problema: pasó el tiempo y algunos desarrolladores vieron que ya no les compensaba mantener la aplicación (o app, por influencia del inglés). Tenían una base de usuarios grande que mantener con soportes y actualizaciones, se producía una reducción de las ventas nuevas y apareció la necesidad de incorporar cambios importantes de forma ocasional (retina, tamaños de pantalla y, ahora, iOS7, cuestión de diseño)

Solución: se propone como opción válida el cobrar por la actualización de la aplicación. Aparecen las actualizaciones de pago.

Nuevo problema: Apple no permite sacar versiones de actualización. Si eres desarrollador y quieres cobrar, tienes que sacar una app nueva. Toca sacar la app «Achilipú 2» como si fuera una aplicación completamente distinta a «Achilipú 1» y cobrar a todos lo mismo, tuvieran o no «Achilipú 1». ¿Eso es injusto? Hay casos y casos, pero por lo general no parece lo más justo.

Algunos desarrolladores apenas sacan actualizaciones de pago aunque tengan que cambiar mucho. Otros, directamente abandonan la aplicación cuando se encuentran en esta disyuntiva. Por último, otros aprovechan cualquier excusa para lanzar una actualización de pago (creo que Instacast es el ejemplo más claro, por actualizaciones de pago, app iOS no universal…).

Como mal menor y «solución» chapucera, algunos desarrolladores publican «Achilipú 2» con una oferta temporal de lanzamiento. Esa oferta va dirigida principalmente a quienes ya conocen la app (por tener la original) y permite que la compren a un precio menor que el que tendrá definitivamente.

También en la Mac App Store

Para los desarrolladores que venden en la Mac App Store, el problema es mayor. Allí puedes encontrar programas que son bastante caros, como los de Omnigroup, y en esos casos lo de tener que comprar la versión 2 a precio completo ya no es «anda, deja de quejarte, que son 4 EUR». Esta empresa hizo una chapucilla para solucionar esta limitación de la Mac App Store (OsX) para intentar compensar a sus clientes previos: lanzaron una aplicación que revisaba si por ejemplo tenías OmniFocus X. Si la encontraba, te permitía comprar la nueva versión (llamémosle Y) a un precio reducido… en la tienda propia de Omnigroup. Quiso con ello que los que habían comprado en la App Store no se sintieran desplazados frente a quienes compraron en la tienda de Omnigroup (a los que obviamente podían ofrecerles una versión de actualización, a precio reducido, sin problema). Esta estrategia a Apple no le hizo gracia y les cerró el grifo, como explican desde el blog de Omnigroup.

¿Existe una solución?

No parece haber una buena. Que no haya versiones de actualización a precio reducido es injusto y especialmente complicado con programas caros (Aperture, OmniFocus, las profesionales de vídeo y sonido…). Si Apple permitiera vender versiones de actualización además de la versión completa, se originarían dos nuevos problemas:

  • Se crearía un modelo más confuso para los usuarios más básicos.
  • Se abriría un melón peligroso: probablemente muchos más desarrolladores aprovecharían cualquier excusa para cobrar por actualización (¿dónde se pone el límite?) y esto afectaría mucho a la imagen de la App Store. Seguramente con este movimiento aumentaría la piratería de aplicaciones.

¿Es la actual la solución menos mala?

Saludos,

Doálvares