La Voz de Galicia
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Dos años y seis meses de cárcel. Esa es la pena impuesta por un juzgado de Santiago al chófer del microbús siniestrado en Lavacolla el 3 de mayo del 2009. Murieron 3 chicas de 17 y 16 años. Se llamaban Aida, Iris y Patricia. Regresaban de Canarias de jugar un partido de voleibol con su equipo, el Emeve. Un microbús las esperaba en el aeropuerto para llevarlas a Lugo, con sus padres, sus amigos… Nunca llegaron. La vida se les rompió en un frenazo dentro de aquel microbús que, según la sentencia, iba al menos a 102 kilómetros por hora cuando tenía que ir a 40 porque entraba a una rotonda. La sentencia deja claro que el exceso de velocidad y la desatención del conductor a las características de la vía fueron las causas del siniestro mortal. Es imposible mitigar el dolor de las familias y nada devolverá a las tres chicas a una cancha de voleibol, pero al menos en este caso la Justicia no deja impune una grave imprudencia que  conmovió a toda la ciudad de Lugo.