La Voz de Galicia

Casi todos los días alguien interpreta qué mensaje quisieron mandar los españoles en las últimas elecciones generales y, a menudo, se insiste en que se trata de un mensaje de cambio. Bueno, de acuerdo. Los españoles con nuestro voto hemos mandado cambiar. Se puede discutir en qué consiste exactamente el cambio que queremos, pero hay algo que no se puede discutir por obvio: los españoles no deseamos una mayoría absoluta de nadie y sí pretendemos que se forme un Gobierno mediante el diálogo entre los diversos partidos. Y eso, justamente, es lo que no se está haciendo. Nadie está hablando en serio con nadie. Ni siquiera se atisban verdaderos esfuerzos de aproximación real de posiciones, sino juegos casi macarras por ocupar espacios desde los que negociar más cómodamente o desde los que convertir en poco menos que imposible cualquier negociación.

Es hora de que se negocie de verdad y con sentido de urgencia. Ni se puede ni se debe mantener esta insoportable inquietud que genera toda clase de inseguridades y desconfianzas en las personas, en las instituciones y en las empresas. Sin duda, la voz de las urnas tenía otra letra y esperaba otra música: la del acuerdo entre todos o entre algunos para avanzar reformando lo que haya menester. Si no se quiere buscar ese Gobierno apoyado por una inmensa mayoría moderada, inténtese el otro o vayamos de nuevo a votar. Si se insiste en este jueguecito perverso y miserable de golpes y contragolpes de efecto, se hinchará la desconfianza en la clase política y quizá nadie lo gane nunca. Pero tendrá un perdedor asegurado, el propio país y, con él, todos nosotros. Siéntense, por favor, de una vez. ¡Ese era el mensaje de las urnas!

La Voz de Galicia, 30.enero.2016