La Voz de Galicia

No herir

Pensaba, como mi hermana, que en las fiestas familiares debería evitarse la política, pero la experiencia de esta Nochebuena me ha hecho cambiar: si la familia se quiere, si cada cual tiene más cariño a los demás que a las ideas propias, el comentario político, siempre y cuando no se prolongue en exceso, puede resultar muy enriquecedor y hasta agradable, por muy opuestas que parezcan las posturas. Cuesta bien poco dar con la razón: en una familia que se quiere, todos evitan herir a los otros y, a la vez, la prioridad radica más en ayudarse a entender que en imponer siglas o visiones particulares.

La primera condición, no herir, establece un mínimo que debería comparecer siempre en la discusión política y, muy especialmente, en la discusión política profesional. Por eso produjo tanto escándalo el debate entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Quizá no se pueda pretender que se quieran, … Seguir leyendo

Al final…

Al final, sacan adelante los países aquellas mujeres y aquellos hombres que, pase lo que pase, pelean a brazo partido por sus familias. La gente normal que ama y sufre, que se levanta por la mañana y trabaja -a menudo en empleos que no les satisfacen- para construir el futuro de los suyos y, de paso, quizá sin pretenderlo, de los nuestros, de todos. Cuando esa gente abunda, los países van bien. Cuando escasea, decaen o se atrofian. Los líderes, por supuesto, ayudan a canalizar esas torrenteras de amor y sacrificio, se incorporan a ellas, las incentivan o las entorpecen. Pero poco más. Por eso, la gente normal, la que ama y sufre y lucha por los suyos, vota a quien piensa que estorbará menos o que ayudará más en la brega diaria.

Sin embargo, en la campaña apenas se ha hablado de la familia. En realidad, no se ha … Seguir leyendo

Ganar, perder

Progresamos a tal velocidad que apenas se entiende ya el viejo refranero, plagado de sentido común. Me arriesgaré, no obstante, con aquel dicho según el cual «en la mesa y en el juego se conoce al caballero». Precisamente el sentido común me advierte de que debería aclarar el concepto caballero. Para el diccionario, la palabra se aplica a un «hombre que se comporta con distinción, nobleza y generosidad». También recibe otras acepciones, claro, pero el refrán se refiere a esta, ahora casi desconocida. Pretende explicar que el hombre generoso, noble y distinguido se muestra de manera especial en el modo de comer, en saber ganar con generosidad y sin alardes, en saber perder con serenidad, sin revanchas, y si es el caso, en el modo de pagar.

Parece obvio que Cristina Kirchner no responde a la definición de caballero, porque incumple ya el primer requisito: ser un hombre. Maduro, sin … Seguir leyendo