La Voz de Galicia

Sacudidas

Casi en las últimas páginas de Las uvas de la ira, el padre de la familia se desmorona y reconoce ante su mujer, la verdadera protagonista de la novela, que ya no vale nada y que es ella quien los está sacando adelante en medio de tantas dificultades. Ma Joad, para consolarlo, le dice con ternura que los hombres viven a sacudidas y, por tanto, que es normal lo que le ocurre. Nace un niño, una sacudida; muere un anciano, otra sacudida; compro una granja o la pierdo, otra sacudida. Sin embargo, según ella, las mujeres viven de otro modo: son como un río que fluye y avanza siempre sin detenerse, con algunos remolinos, quizá con alguna cascada, pero siempre hacia delante.

Las mujeres llevan fama de volubles, pero lo que dice Steinbeck por boca del personaje Ma Joad parece más verdadero, muy especialmente en el caso de las … Seguir leyendo

Sueños

Me he puesto a recontar sueños a propósito de la venta de Novagalicia a Banesco. Me salen sueños alegres y tristes, de todos los colores, quizá falsos o estrafalarios algunos, pero otros muy sentidos y reales. Los sueños de ciertos perdedores, que sueñan en voz alta porque para eso tienen medios, pueden leerse negro sobre blanco: auguran que el pez chico no podrá comerse al grande y, por tanto, sueñan con una segunda oportunidad. Otros paladean futuros negros que produzcan consecuencias políticas, y ahí los hay de todas las tendencias. No descartaría incluso delirios oníricos en los que el presidente Maduro nacionaliza Banesco un día y, con él, también Novagalicia, de modo que podamos contar, por fin, con una banca pública, aunque sea venezolana.

Pero hay otros soñadores, gente normal que desea con toda el alma que esto salga bien, porque se lo juegan todo en un tablero de ambiciones … Seguir leyendo

Censo

La publicación del último censo muestra con detalle y nitidez datos demográficos muy preocupantes, cuyos trazos gruesos ya conocíamos, y que apuntan a un futuro peor que difícil: imposible. Apuntan a un no futuro, como reconocen los analistas. Sin embargo, a la hora de definir las causas -que son esencialmente culturales- muchos de esos analistas se echan atrás y parpadean, perplejos, para limitarse a chapotear en los confines de lo políticamente correcto.

Así, celebran la creciente modernización y diversidad de las formas de convivencia, al tiempo que lamentan el aumento de las personas que viven solas, algo que según reconocen, «indica que el acogimiento por la familia de los mayores que necesitan cuidado ya no es norma». Deploran también que el número de familias monoparentales se haya disparado, porque se trata, dicen, de «un grupo muy vulnerable, con gran riesgo de pobreza». Y por supuesto, ahora se duelen del envejecimiento … Seguir leyendo

Electrizante

Sorprende que, dentro de este «pontificado electrizante», según alguno, haya pasado casi en silencio un documento en el que se advierte cierto carácter programático, la Evangelii Gaudium. Francisco comprende que la Iglesia, como toda organización muy grande y con historia, corre el riesgo de la burocratización, de dedicarse a gestionar, a «controlar», de alejarse de la creatividad necesaria para cumplir su misión. Y es consciente también de que el núcleo del mensaje, del que forma parte connatural la alegría, aparece ahora medio tapado: se conocen y discuten sus consecuencias morales, percibidas como anticuadas, pero se ignora el origen que las anima. Lo advertía hace tiempo la teóloga alemana Jutta Burggraf: «Cuando hablamos de la fe, es importante ir a lo esencial: el gran amor de Dios hacia nosotros, la vida apasionante de Cristo, la actuación misteriosa del Espíritu en nuestra mente y en nuestro corazón…» Y eso hace el … Seguir leyendo

Censura literaria

La censura tiende a pudrir la imaginación del público, a agostarla, a reducirla al esquema estrecho del pensamiento dominante. Dice Richard Ford (Flores en las grietas, Anagrama 2012) que la víctima de la censura no es el autor o autora, sino el público, a quien se impide ver algo que podría influirle o iluminarle y la capacidad de formular un valioso juicio moral o estético que diga: «No, esto no me gusta. Lo veo y rechazo esa sensibilidad. Busco la belleza y esto no es belleza». La verdadera censura, añade, no es un mero ataque personal que dice «no puedes decir eso», sino un ataque que, insidiosamente, dice «no puedes oír eso, no puedes saber eso, no puedes pensar eso». Estoy de acuerdo y me preocupa.

La censura moderna se caracteriza por empaquetar en silencio aquello que le disgusta o por agredir a quien lo haya escrito para evitar el … Seguir leyendo