La Voz de Galicia

Ejemplares

Una persona ejemplar era aquella cuyo comportamiento merecía admiración y, como consecuencia, se consideraba digna de ser imitada. A los personajes públicos se les exigía -y aún se les exige- una mínima ejemplaridad: es decir, que si no merecen imitación, tampoco merezcan censura. La ejemplaridad suponía, en el primer caso, ciertas cotas de dignidad o incluso de heroísmo, y por eso se proponía como ejemplo. De los personajes públicos se daba por supuesto que serían imitados, al menos por los más jóvenes, y por eso se les exigía una especial responsabilidad que se pagaba con un respeto también especial. Cuando los personajes públicos no se respetan entre ellos difícilmente pueden esperar respeto, como cuando no respetan las leyes. Algo que, por añadidura, produce un efecto disolvente en la moral pública: la deprime y desespera, la corrompe. Tanto más, cuanto más arriba se sitúe la institución a la que pertenece el … Seguir leyendo

Debatir el aborto

No sé si en este país hay debates imposibles o si es imposible que haya debates. Debates de verdad, quiero decir, discusiones serias. Desde luego, en cuanto se plantean determinados asuntos, el diálogo se torna bronco, amargo, ofensivo e incluso amenazante. Ocurre, por ejemplo, cuando aparece en el horizonte el amago de un esbozo de un posible proyecto para modificar, quizá, una ley de educación. Y ocurre, por supuesto, con el aborto. Supongo que tiene que ver con nuestro gritón carácter celtibérico -aunque se ve que en esto de no debatir en serio nos están saliendo imitadores por todas partes-, con nuestra historia, con la configuración ideológica de la representación política, en fin… con mil cosas.

El mejor modo de hacer imposible un debate consiste, precisamente, en lo que hizo el PSOE en la anterior reforma de la ley del aborto. Había encuestas abrumadoramente contrarias, sobre todo en lo referente … Seguir leyendo

Solete

Me entró la risa al ver que el periódico del jueves noticiaba en primera página y con cierto destaque: «El sábado habrá sol», como si nos vieran ya desesperados de tanta lluvia, necesitados de cielos azules. El mismo titular añadía que «el martes llegará una miniprimavera de cuatro días». Así que mentían quienes bromeaban con tanta insistencia sobre que este año la primavera caería en viernes. De entrada ya tenemos cinco días, como mínimo.

En cuanto sale medio rayo de sol o la lluvia da una tregua, la gente se lanza a la calle, ávida de luz, y llena los parques y paseos. Se eleva el tono vital e incluso la voz. Alguien a quien descubrí triste me decía ayer: «Son estos días tan feos, tanta lluvia…». Tanta que habrá quien prefiera una buena sequía, con sus racionamientos de agua y sus montes ardiendo antes que seguir quemados por la … Seguir leyendo