La Voz de Galicia

Ha producido revuelo y enojo la publicación de un informe tétrico sobre la situación económica española firmado por Carmel Asset Managment, y difundido por The Wall Street Journal. El escándalo se produjo no tanto por los negrísimos augurios del informe –sin apunte alguno de esperanza-, como porque la propia Carmel reconoce que ha hecho una fuerte inversión en credit default swaps, una especie de seguro para el caso de que fallen los bonos españoles, y porque apuesta decididamente por la quiebra del país. En el caso de que se produzca en el 2012, según ellos, conseguirían una rentabilidad en torno al 300 por ciento. Y claro, encaminan el informe, precisamente, a reforzar esa posición.
Podría argüirse que la empresa hace lo que sabe hacer y lo hace bien. Cabría añadir que, si las cosas están tan mal, no es por culpa suya, sino nuestra, que ellos simplemente operan como opera el mercado y que si no les hubiéramos dado pie, nada de esto habría sucedido. Conocemos el razonamiento, típico de la moral (?) capitalista. Lo hemos visto aplicado muchas veces, especialmente en el campo de la bioética: si algo se puede hacer técnica y legalmente, ¿por qué no hacerlo?
Una pregunta fácil de responder: porque hay en juego cuarenta millones de vidas, más si me apuran, según los posibles efectos de la ruina de España sobre todos o algunos países de la zona euro. Pero en la moral capitalista no cabe la consideración: ni con los embriones ni con los fetos ni con las personas, porque entiende de contabilidad, no de caridad. No sé por qué nos extrañamos tanto.