La Voz de Galicia

Cenizas

Hurtarse unos días al tableteo de las noticias tiene la ventaja de volver con ojos frescos, sin legañas de acostumbramiento ni cataratas de prejuicio, pero te asustas: que si una mujer dejaba comida con alfileres por recomendación de un hechicero televisivo para reconquistar un antiguo amor, aunque solo consiguió atragantar algunos perros, que según todos los indicadores andamos en los peores índices de pobreza de Europa, que los crímenes de las páginas de sucesos aumentan en número y salvajismo o que seguimos batiendo records de guerras y conflictos violentos.
En medio de esas tinieblas, leí que los tres grandes periódicos estadounidenses se prendaron este año del Miércoles de Ceniza hasta el punto de coincidir en ilustrarlo con fotos o incluso galerías de imágenes que mostraban fieles con esa marca tan característica en la frente. Pero más me sorprendió el editorial que ese día publicó The Guardian: una pieza … Seguir leyendo

Ídolos

Me tiene muy soprendido el fenómeno Jeremy Lin, el jugador de los New York Nicks y revelación de la NBA este año. No tanto por él mismo como por el fenómeno que ha generado en Estados Unidos, la Linsanity (insanity, locura en inglés). Realmente reúne muchos requisitos para convertirse en el ídolo nacional que el deporte de aquel país estaba necesitando desde la caída en desgracia de Tiger Woods. Lin es hijo de padres chinos y uno de los poquísimos jugadores asiáticos que ha tenido la NBA en su historia: cuatro, si no estoy mal informado. Además, cuenta con un relato de superación muy del gusto de los aficionados a las películas del sueño americano: el de un hombre despedido por varios equipos que apenas le dieron minutos de juego para demostrar su valía. Solo gracias a la lesión de la estrella de los Knicks pudo emerger repentinamente … Seguir leyendo

La conspiración del silencio

Publicado en el último Nuestro Tiempo, arranca así:

Es médico y dice que no tiene fe, pero que la tuvo y que le gustaría volver a tenerla. A veces lo tomo a broma y le discuto que la haya perdido o, según las ganas de meterme con él, que quiera recuperarla. Después de comprobar en muchas conversaciones que ambas bromas le molestan mucho y casi por igual, las he abandonado definitivamente. Pero insiste en explicarme de nuevo cuál fue el origen del cambio, por qué ahora desea tener fe: la muerte de algunos enfermos particularmente creyentes. Dice que “saben morir serenamente”, con alegría incluso, que le emocionan, que entienden mejor la muerte, quizá, porque entienden mejor la vida. Habla en particular de una mujer, muy conocida. Pero siempre que ocurre de nuevo con otros, me lo vuelve a contar. Se encocora hasta la rabia, sin embargo, cuando advierte  que

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La cháchara

Ahora que estamos en la crisis total, podríamos seguir hasta el fondo con los recortes: a juzgar por lo ocurrido esta semana en España, tanto el TAS como el Tribunal Supremo resultan perfectamente prescindibles y, por lo tanto, también los pequeños comités de competición y los tribunales menores. Sobran todos, basta con preguntarle, por ejemplo a Gaspar Llamazares (“Diga lo que diga el Tribunal Supremo, Garzón es INOCENTE!”, escribió en Twitter) o a los habitantes de Facebook, que además nos juzgan gratis, de modo que, como decía ayer una de mis tuiteras preferidas (@Lupe), nos ahorraríamos un pastón.
Como lo veía venir, me leí la sentencia entera en cuanto el periódico la colgó en la web. Tenía, en efecto, algo de previsible en su contundencia: no dejaba resquicio alguno sin razonar. Era previsible, porque el Tribunal se la jugaba, sabía que le estaban esperando, así que escribieron clarito … Seguir leyendo

Ángulo muerto

Hace ya un tiempo que los fabricantes de coches incorporan sistemas para controlar el ángulo muerto de los retrovisores: ese espacio que queda fuera del campo visual y del que emergen repentinamente otros coches, motoristas o incluso piedras inesperadas cuando uno está dando marcha a atrás o cambiando de carril. El ángulo muerto produce una cierta angustia. Sin embargo, basta con un leve giro de cabeza para anularlo. Lo difícil es acordarse de que existe o querer girar la cabeza.
He leído estos días Historia de un alemán, las memorias de Sebastian Haffner correspondientes a los años entre la Primera Guerra Mundial (1914) y el triunfo de los nazis (1933). Haffner cuenta su juventud y la evolución psicológica de la sociedad alemana. Los paralelismos con nuestros últimos años son inquietantes, asustadores. En la página 169 decide responder a la llamada de un amigo judío y acudir a su casa: … Seguir leyendo