La Voz de Galicia

En automático

De unos años para aquí, noto la intensificación de un fenómeno desesperante: que me respondan antes de que haya terminado de explicar o pedir algo. Quizá yo hago lo mismo. El caso es que con frecuencia creciente, me interrumpen para contestar a lo que piensan que voy a decir antes de que lo haya dicho. Y para mayor irritación, la respuesta rara vez tiene que ver con lo que, de hecho, no había terminado de decir. Así que, en cuanto me cortan, callo y espero. Escucho, compruebo que están respondiendo a una objeción o a una pregunta no formuladas y vuelvo al asunto desde el principio, como si arrancáramos la conversación, algo que a veces produce perplejidad y otras, nada. Quiero decir, que vuelven a interrumpirme antes de que termine.
Esta semana un periodista conocido arremetió contra otro también muy conocido del diario madrileño rival: tomó uno de sus textos … Seguir leyendo

Una persona

Por razones imaginables, siempre que coincidía en un acto con Manuel Fraga evitaba saludarle: no tenía ganas de hacerlo y él no lo echaría en falta, así que no le ofendía. Hasta que, ya en vísperas de las elecciones que ganó y perdió, me vi obligado a compartir un almuerzo de pocas personas con él. Tomó la palabra desde el primer momento y, cuando parecía que iba a cederla, un conselleiro de su séquito dijo: “Presidente, cuénteles lo de Lázaro”. Le gustó la propuesta. Se irguió un poco y arrancó un nuevo monólogo: “Lázaro es el único hombre que murió dos veces…”. Entonces se me escapó un “No, presidente”, que sonó como un tiro y dejó la mesa en silencio.
Pasaron unos segundos y Fraga giró levemente la cabeza para enfocarme con aquellos ojos achicados por la edad. “Explíquese”, dijo. Puse cara y voz de aburrido y aclaré que también … Seguir leyendo

El invisible

No sé por qué me atrevo. Apenas conocí a Isaac Díaz Pardo. Le saludaba una o dos veces al año en actos de La Voz. Llegaba siempre el primero y me quedaba con él en la esquina que en cada caso eligiera, para acompañarlo y darle conversación. Para acompañarlo, más bien, porque hablaba poco y no sabía cómo sacarle las palabras. Quizá porque me imponía aquel hombre tan bajo, tan delgado y, a la vez, tan apersonado. Pero tampoco conseguían mucho más los invitados que acudían inmediatamente a su esquina en cuanto lo divisaban.
Escribía ayer Manolo Rivas que la vida de Isaac consistió en un continuo hacerse invisible. Encaja. Me gusta la gente que huye del primer plano, porque lo que busca y quiere no reside en los brillos de los focos, porque prefiere la libertad de su conciencia y de su obra. Quizá por eso, a un … Seguir leyendo

Los mismos

Vuelven los mismos: los que padecieron las hambrunas de los cuarenta, los que emigraron en masa en los cincuenta y en los sesenta, los que levantaron el país y sus familias trabajando sin tasa y sin pensar mucho en ellos, los que produjeron el milagro económico español. Ahora tienen muchos años y se dedican a amortiguar la crisis que hemos provocado. Son padres que reciben de vuelta en sus casas a hijos ya emancipados, abuelos con cuyas pensiones sobreviven ni se sabe cuántos parientes, ayudados, quizá, por unos euros de economía sumergida. Algunos, merecedores de un buen descanso y de una vida tranquila, han vuelto al tajo. Y otros…
Otros han vuelto de las residencias de ancianos: sus hijos prefieren atenderlos personalmente y que el dinero de sus pensiones se quede en casa, porque hace mucha falta, en lugar de pagar el geriátrico.
Me lo contaba el otro día un … Seguir leyendo