Estos días he pasado mucho por donde acampan en número creciente los indignados. Me paré varias veces, escuché sus discursos, comprobé cómo cambiaba el paisaje humano según las horas del día, en fin, intenté hacerme una idea. Sin éxito. La noche del jueves al viernes pasé algo después de la una de la madrugada: estaban menos, de tertulia, algunos de pie, otros tumbados por el suelo. Gente joven de pinta muy variada, también en cuanto a los años. “Prefiero estos”, pensé. Porque un poco más allá, en los jardines, se oía el runrún, esa noche menos intenso, del botellón oficial.
Adelanto que no estoy a favor ni en contra de los indignados que han crecido estos últimos diez días en el centro de las ciudades. Pero les comprendo. Quizá no se trate de un movimiento tan espontáneo como ellos dicen, quizá estén movidos por hilos invisibles que se manejan desde una de las cloacas habituales, quizá todavía no tengan discurso o el que pronuncian resulte incoherente, quizá deberían haber emergido antes o después de la campaña electoral, pero quizá no en ella. Quizá. Pero entiendo que estén indignados, porque también yo lo estoy. Y sobre todo, entiendo que se rebelen, que para eso están los jóvenes, y ya iba tocando que salieran del aborregamiento del botellón, para mostrar lo propio de su edad: ideales. Aunque sean confusos, contradictorios o simplemente equivocados.
Lo relevante, me parece, es que contemplamos los albores de una nueva política, que como ocurre en otros ámbitos, poco tendrá que ver con la anterior. Y los de la anterior, como siempre ocurre, no quieren o no saben darse cuenta.
Estimado Paco, le admiro el optimismo y comparto parte de lo que dice, pero no estoy de acuerdo con lo de los ideales. Tengo amigos y amigas jóvenes q en ningún momento me expresaron su indignación sobre nada lo relacionado con lo social y político en los últimos seis meses, y de pronto un 15-m, «casualmente» 7 días antes de elecciones decisivas para España, se sintieron convocados por anónimos a «protestar» por no sabemos qué. Evidentemente, que a partir de unos pocos casos no debería ser determinante en mis afirmaciones, pero no puedo dejar de sentirme escéptico al respecto por sospechas «bien» fundadas. Sencillamente no comprendo, no logro entender en lo más mínimo esto de las «revoluciones» organizadas. Me suena a hierro de madera. Por otro lado, no le veo nada de auténtica, de novedosa. Las consignas (vacías y minimalistas en su mayoría) responden a viejas, viejísimas recetas anarquistas y populoides, por no decir demagógicas, en odres nuevos. Debo admitir que algunas, en tanto teóricas son muy atractivas e incluso valorables, sobre todo en lo relacionado con el movimiento del software libre, y de cierto «igualitarismo» político o ciudadano en lo que se refiere a trabajo, salario, educación, etc. Pero, creo que hay una idea fundamental de base errada: con una asamblea no se construye un cambio; al menos no se construye un cambio radical. Sin embargo, quién sabe! tal vez, los indignados (algunos, sería injusto generalizar), solo abogan por un alivio o un par de parches analgésicos para poder volver a sus vidas de petits bourgeoises…
Eu tamén pasei onte polo Obelisco, estiven un par de horas entre as 23.00 e as 01.00. Cando cheguei había moita mocidade mais cando marchaba xa había xente de todas as idades agás cativos. Non sei ben quen esta detrás deste movemento, a min onte pareceume que uns dos que repartía directrices de actuación era un poli camuflado pero non podo aseguralo. O que si se via era xente ilusionada con ganas de reivindicar un cambio.
La verdad es que tiempo han tenido los indignados para manifestarse a lo largo de esta endemoniada legislatura. Ahora reciben todas las bendiciones mediáticas, los partidos se muestran comprensivos con su indignación e incluso tienen bula para pasarse por el arco del triunfo la ley. El sistema que denuncian los ha acogido con tal cariño que me recuerdan a la acampada del 0,7 % en el paseo de la Castellana, frente al Ministerio de Economía y Hacienda. En 1994, toda España se solidarizó con aquella plataforma… hasta que las audiencias se aburrieron de ella. Me temo que lo mismo ocurrirá con los indignados.
A mí me chocan las indignadas proclamas contra el maléfico sistema y el piadoso silencio que se guarda sobre la sociedad que alimenta al sistema. La dicotomía entre una perversa clase política y una abnegada, laboriosa y responsable ciudadanía es una bella ilusión. Es una pena que la realidad que vivimos esté tan lejos de ella.
Insisto en que no estoy a favor o en contra, me limito a insistir en que estamos ante una nueva manera de hacer política (lo he escrito varias veces, por ejemplo, en el 2006.
O este todavía más antiguo
Querido Paco, en primer lugar gracias por este hilo.
En mi opinión este movimiento aun no se puede analizar como fenómeno aislado en un marco espaciotemporal: 15 M, puerta del sol… Si te fijas, uno de los símbolos del movimiento es una careta sonriente con un bigote, un símbolo creado en el comic, mas tarde película, V de vendetta, de Alan Moore, un comic de contenido revolucionario, además, esta careta es el símbolo del movimiento Anonymous, un movimiento que comenzó con los hackers que recientemente llevaron a cabo una operación contra la base de datos de Sony, o que llevaron a cabo otra operación contra Master card y Pay Pal por dejar de ofrecer soporte a la página Wikileaks en pleno juicio contra Assange. En este contexto, el movimiento cobra mayor dimensión.
Las corporaciones internacionales son las que controlan las patentes que permitirían que las energías renovables sacaran de la pobreza al cincuenta por ciento de la gente que vive con menos de dos euros al día, todo porque sus gobiernos, cedieron a estas corporaciones multinacionales sus recursos naturales, en algunos casos petróleo para la industria pesada, en otros mano de obra barata… A cambio de desarrollo e infraestructura para poder explotar estos recursos y enriquecer a unos pocos, así los países contrajeron con las corporaciones, una deuda que les mantiene esclavos, esclavos de una economía de escasez. La realidad es que el petróleo no sería necesario gracias al ingenio científico.
A día de hoy es posible que un individuo vote en su casa a través de internet por cada propuesta de ley o por cada acción relevante para un país, eliminando cargos públicos muy costosos de mantener y dejando el poder en manos del pueblo. Los foros están en internet y votar es tan fácil como levantar un pulgar a la propuesta de un ciudadano. Tengo esperanza en que este movimiento continúe en la redes sociales y se vaya organizando. Confiemos en el ingenio humano libre que nos ha traído hasta aquí, algún día verán nuestros días como un profundo atraso.
Yo también insisto para el que no le conozca, Paco es una persona imparcial, además de afable y cercana. Un saludo.