Será un capicúa difícil de olvidar para los egipcios: 11022011. Escribo con el sonido de la plaza Tahrir de fondo transmitido por Al Jazeera: un gran rugido de felicidad y de esperanza, porque hace treinta minutos que se ha anunciado la dimisión de Mubarak. La plaza, como todos estos días, está llena de jóvenes que ahora ríen y lloran, cantan, gritan y entre todos componen ese rugido libre: “Felicidad, euforía, como si reviviera”, dice uno de los manifestantes para explicar sus sentimientos, pero termina llorando al referirse a la sangre, a los muertos que han tenido que pagar para llegar a este final que, en realidad, solo es un principio. “Sacrificio”, quizá sea la palabra más repetida, junto con “futuro” e “histórico”. Alguien dice una gran verdad: nadie, absolutamente nadie pensaba que pudiera lograrse esto.
Los periódicos se llenarán hoy de esperanzas y dudas. Esperanza por lo ya alcanzado, dudas sobre su durabilidad y, quizá, sobre el ejército y el fundamentalismo musulmán. Que el país quede en manos de los militares durante un tiempo indefinido, inquieta. Que Hamás se haya apresurado a manifestar su contento, también, al igual que la aprensión de la minoría cristiana, que estaba muy maltratada, y teme tiempos aun peores.
Veremos. Pero me parece que esta revolución joven, muy apoyada en los medios de comunicación y en las redes, no se dejará someter fácilmente. Tampoco ayudará a los radicales un ejército formado a la americana, supongo, ni la peculiar naturaleza de su principal fuente de ingresos, el turismo. Les resultaría difícil construir una sociedad cerrada con 13 millones de visitantes extranjeros pululando por el país.
Anda, ¿todo ese jaleo no era porque Egipto ha ganado la Copa de África? La insobornable dignidad del español recostado:
http://blogs.diariovasco.com/index.php/eljukebox/2011/02/12/la_insobornable_dignidad_del_espanol_rec
Buenísimo, como siempre, el Jukebox. Gracias por el enlace. Y hasta mañana 🙂