La Voz de Galicia

Poesía heroica

Leo en titulares que la poesía está en crisis. Se refieren, en realidad, a la venta de libros, pero me asusto de todas maneras. La poesía no puede estar también en crisis como todo lo demás, porque cuando no se entiende nada, cuando resulta difícil entender según qué cosas, la poesía es el método de exploración de la realidad que nos queda para intentar explicarnos lo inexplicable y para intentar mostrar lo inefable. Por supuesto, hay poesía y poesía. Hay una poesía idiota y vulgar que canta siempre las mismas cosas de un modo progresivamente cutre. Un proceso histórico que describe con agudeza y datos Zagajewski, y que tiene como colofón el pánico a lo sublime que termina en la zafiedad más absoluta. Esa trampa, la de hacer pasar por sublime lo vulgar, puede resultar muy comercial un tiempo (en cierto tipo de música, por ejemplo), pero acaba en … Seguir leyendo

Saramago, entre mis grandes

Ha muerto José Saramago. Leo en Twitter: «Que Saramago não saiba, mas voltei a acreditar em Deus graças ao evangelho dele. Só uma inspiração superior pra explicar aquela obra-prima».
Por mi parte, hasta que publicó «Ensayo sobre la ceguera», pensaba que su literatura  podía haber sido gran literatura, pero se había quedado en mera escritura militante, de escritor comunista más que de escritor a secas. Con «Ensayo sobre la ceguera» me deslumbró. No trato de hacer un juego de palabras: probablemente, nadie haya contado nunca de manera tan eficaz a qué queda reducida la condición humana cuando se le cercenan todos los horizontes sublimes: a una dialéctica de poder y fuerza, a las más horrendas perversiones. La metáfora que monta Saramago funciona de principio a fin, con una fluidez sorprendente de causas y efectos lógicos, autónomos, que no se someten a ideologías previas. De hecho, sorprende que su autor … Seguir leyendo

Cambio

Es lo que nos faltaba: una crisis económica brutal que, en el fondo, nadie entiende y nadie sabe corregir.  Andábamos ya suficientemente confundidos, pero disimulábamos un poco dormitando en un bienestar que ahora se va por el desagüe.  No sabíamos muy bien qué nos pasaba, qué nos gustaba, vivíamos instalados en una neblina dulce, juzgando a base de titulares, de argumentos comprimidos, de respuestas prefijadas en función de la identidad ideológica que nos atribuíamos, sin complicarnos, sin pensar por cuenta propia, pero creyendo que lo hacíamos.  Y de pronto, toda esa inanidad, toda esa niebla se levanta y descubre el yermo: los de izquierdas dicen cosas que siempre han dicho los de derechas, y los de derechas se oponen, los sindicatos ya no saben si es peor convocar una huelga y que no les vaya nadie o no convocarla y que les acusen de pasividad y complacencia con el gobierno. … Seguir leyendo