La Voz de Galicia

Crisis y felicidad

Estaba dándole vueltas a cómo escribir una columna positiva y animante para los tiempos duros que nos han tocado —que nos hemos buscado— sin hozar en lo de siempre, y me acordé de la lección inaugural que impartió este curso mi amigo Luis Ravina Bohórquez, director del área «Pobreza y Desarrollo» del Centro de Investigación en Humanidades de la Universidad de Navarra. Planteaba en aquella conferencia propuestas atrevidas para nuestro modelo económico, pero yo me quedé con una consideración casi marginal: «Los seres humanos solemos pensar que si tuviéramos más dinero seríamos más felices», decía, para desmentirlo inmediatamente, siguiendo estudios concienzudos de otros autores: «Un incremento brusco de la renta, por ejemplo, cuando nos toca la lotería, no produce un efecto duradero, nos adaptamos en unos cinco años. Sin embargo una pérdida importante de nuestra salud o la separación matrimonial tienen efectos duraderos en nuestro índice de felicidad”.

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La «X»

Una de las cosas que más debilita a la Iglesia es el aburguesamiento, vivir plácidamente instalada en una sociedad que no la discute e incluso la halaga y le somete hasta lo que no es de su ámbito. Si se dan esas circunstancias, los representantes de la Iglesia que sucumben a la tentación dejan de evangelizar y se dedican a mangonear: a eso se le ha llamado siempre clericalismo ya sea de derechas o de izquierdas (había mucho clericalismo, por ejemplo, en los territorios de la Teología de la liberación). Allí donde concurren esas condiciones, insisto, la Iglesia se debilita, se adormece, se atonta. No ha pasado donde la Iglesia tuvo que padecer corrientes ideológicas fuertemente contrarias como el comunismo (Polonia y tantos países del Este, Italia) o donde debía competir con otros credos (el mundo anglosajón, por ejemplo). Pero sí ha ocurrido en España y no hace falta explicar … Seguir leyendo

Todos los boletos

Lo normal es que haya tiempos buenos y malos, de abundancia y de penuria, de tempestad y de calma. También es normal que haya gobiernos mejores o peores y que, de cuando en mucho, aparezca uno excelente o pésimo. A nadie le extraña que la patronal tenga, como cualquier organización humana, gestores más o menos presentables y que, de pascuas en ramos, surja uno impresentable. Tampoco es raro que los sindicatos mayoritarios se comporten de un modo sensato y que sufran solo esporádicamente la dirección de líderes sin sentido común. Ocurre lo mismo con los partidos políticos en general, y con el principal de la oposición, en particular. O con la prensa, el poder judicial, etc.
Lo raro es lo que nos está pasando ahora: que nos toque todo lo malo a la vez. Un pésimo gobierno que nos ha llevado al abismo. Una oposición que no es copartícipe de … Seguir leyendo

Pildorazo

Algunos medios y articulistas han celebrado mucho el cincuenta cumpleaños de la píldora contraceptiva. Desde luego, tienen razón: es el invento que, junto con el chip, más ha transformado la cultura y las costumbres. Coinciden muchos en destacar que la píldora hizo posible la «liberación sexual femenina». Otros dicen que consiguió en realidad «la liberación sexual masculina», porque ahora los varones se sienten aún menos responsables de lo que ocurra y sin arriesgarse a los efectos secundarios que detallan largamente los prospectos.

Recordaba Elvira Lindo que la píldora ni trajo ninguno de los desastres que auguraban los pesimistas ni sirvió, como auguraban los optimistas, para solucionar ciertos problemas: no desterró los embarazos adolescentes, por ejemplo, que en realidad, aumentaron. El gobierno de Tony Blair, en Gran Bretaña, se propuso reducirlos a la mitad en diez años a base de píldoras, condones y formación sexual cada vez más precoz y generalizada. … Seguir leyendo

Corrupción y sociedad

Así arranca una noticia de hoy en La Voz:

Elegían a sus víctimas entre los narcotraficantes de la ría de Arousa porque sabían que difícilmente irían a denunciar sus tropelías a las fuerzas de seguridad. Por eso, la banda desarticulada recientemente por la Guardia Civil extorsionaba a narcos, a los que amedrentaban con palizas e incluso retenciones ilegales para conseguir su objetivo, que era el dinero fácil. Generalmente a sus víctimas no les faltaba, e incluso se lo servían en efectivo, pero si en ese momento no tenían calderilla a mano, los extorsionadores se conformaban con cobrar en especies, y se llevaban la droga.

La Guardia Civil detuvo por este motivo a diez personas, relacionadas con los clubes de alterne de la provincia de Pontevedra. Los autores materiales de los secuestros y palizas son ciudadanos rusos y búlgaros, pero los cabecillas de la banda son vecinos de Vigo.

Impresionante … Seguir leyendo