La Voz de Galicia

Cuando se produjo el relevo de César Antonio Molina por González Sinde, alguien muy bien informado me dio una explicación que entonces me pareció conspiranoica, aunque en sus aspectos más externos se ajustaba a la realidad.

Fue un cambio brusco de ministro (de hecho, a Molina la noticia le sorprendió en El Cairo y tuvieron que mandarle un avión militar para que entregara su cartera) y no muy fácil de entender, porque estaba haciéndolo muy bien. El propio ministro saliente dijo en círculos íntimos que se iba por ser varón y gallego, puesto que esas cuotas quedaban cubiertas con los otros cambios ministeriales.

Mi informador, sin embargo, tenía otra teoría. El viaje repentino de Rodríguez Zapatero, a finales de marzo del año pasado, para asistir a la cumbre de líderes progresistas que se celebraría en Chile tenía sólo un objetivo:  coincidir con el vicepresidente Joe Biden y convencerle de que Obama recibiera a Zapatero en su inminente visita a Europa.

A cambio, dijo mi informante, Biden le había pedido que hiciera algo para parar las descargas ilegales en España. Parece ser que el lobby de Hollywood, que tanto ayudó a Obama, presionaba en este sentido, porque nuestro país encabezaba la lista de descargas. Quien me lo contó aseguraba que Biden le había pedido directamente un cambio de ministro, algo que entonces me pareció menos probable.

Pasado el tiempo, todo encaja, efectivamente. Biden se entrevista con Zapatero en Chile el 28. De esa entrevista sale el anuncio de que Obama recibirá a  Zapatero el 4 de abril. El 7  Zapatero nombró a una nueva ministra con el perfil que todos conocen y con los efectos que ahora están a la vista.

Con la perspectiva que da el tiempo, ya no me parece tan conspiranoica la información que me dieron en su día y que sólo hoy me atrevo a comentar.