Salió a relucir el apellido Amor. Alguien dijo que es muy gallego. «¿Amor?», se extrañó otro. «Sí, es muy frecuente aquí», respondió el primero. Intervine para aportar que la palabra amor se había incorporado al castellano desde el latín a través del gallego. Más extrañeza. «¿Pero cómo va a ser una palabra gallega?» Contesté que igual que saudade es una palabra castellana que proviene del gallego. Mi interlocutor negó que saudade fuera una palabra castellana. Le dije que lo podría comprobar en cualquier diccionario. Me apostó una cena. Miramos en el diccionario y salía, por supuesto, saudade, aunque como palabra de origen portugués, no de filiación gallega.
Ya puestos, busqué también amor, por si la Real Academia indicaba la ascendencia del término. Pero solo se refería a la raíz latina, y me quedé con la duda sobre dónde habría aprendido yo que era una palabra gallega. Mientras, leí por inercia la primera acepción que recoge el diccionario. La repetí en voz alta casi inmediatamente, con cierto asombro: ‘Amor.- Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser’. Me pareció discutible, pero de un lirismo inesperado y sobrecogedor. La segunda acepción mantiene cierta poesía. Las siguientes se despeñan lentamente, como ocurre en la misma vida, hasta llamar amor a cualquier cosa. Pensé primero en quién habría redactado la voz. Luego, en que nunca había consultado esa palabra en ningún diccionario y en que hay un montón de palabras comunes que nadie visita. Tampoco yo.
Busqué belleza: ‘Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual’. Y luego ‘mentira’. Empecé a comprender a quienes leen el diccionario de corrido. Y a quienes declaran que, forzados a elegir, sería el único libro que se llevarían a una isla desierta.
Añadido a la columna: lo que leí en
mentira
1. f. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.
2. f. Errata o equivocación material en escritos o impresos. Se usa más tratándose de lo manuscrito.
3. f. coloq. Manchita blanca que suele aparecer en las uñas.
4. f. coloq. Chasquido que producen las coyunturas de los dedos al estirarlos
A min tamén me gustan moito os diccionarios.
Yo he hecho torrijas una vez en mi vida, y las hice siguiendo la definición del diccionario de la Real Academia. Buscando no sé qué, me encontré de chiripa con «Torrija», y su definición es casi una receta:
Torrija
f. Rebanada de pan empapada en vino o leche y rebozada con huevo, frita y endulzada.
El resultado fue desastroso, porque los señores académicos olvidan un detalle crucial: ¡se debe utilizar pan duro! Usé pan del día y el resultado fue una masa blandiblú y chorreante.
Ahora busco las palabras en el diccionario on line y, claro, ya no encuentro palabras al azar. Pierdo oportunidades de aprender cosas nuevas pero, gracias a la digitalización, también he dejado de perpetrar postres.
Manda una «papeleta» a la RAE para que incluyan el pan duro en la siguiente edición. Es importante.
Imagínate cuando te dicen en Uruguay que van a «sacarse las mentiras»… ¡Y se estiran la espalda!
Me ha gustado esta anotación. Excelente estilo. Incluso el punto moralizante. La verdad es que cuando leo por aquí a menudo me gustaría estar de acuerdo con el autor (y en el fondo lo estoy, pero desde un punto de vista estrictamente sinestésico).
Respecto a la 3ª acepción de mentiras, me pasé la infancia mirándome las uñas contando manchitas y dándole vueltas a de dónde salían, a quién le había contado una. Al final descarté la teoría una manchita una mentira porque no me salían las cuentas.
Un saludo
Gordo
Gracias, Gordo. La sinestesia es muy importante. Mucho. Abrazo
Josean: lo de las mentiras por estiramiento se me había olvidado. De pequeños lo decíamos también por aquí, aunque sólo aplicado a los chasquidos de los dedos.
Gracias, Paco. Voy a ganar una cena ahora mismo. ¡Lo que se han reído de mí por lo de contar mentiritas en las uñas!
Un abrazo
Coincido. Palabras en cuyo significado ni nos detenemos. El otro día estaba jugando con mis niños a las palabras encadenadas, y pensé en la pobreza de vocabulario tan tremenda que tengo (y no tengo 7 años!!!), y en lo divertido que tiene que ser jugar con ellos y con el diccionario, y descubrir… y meterse en el berenjenal de las explicaciones adaptándolas a su edad…Pero estaban en la bañera, y no.
(Un saludo de su exalumna!)
¡Qué sorpresa! ¡Cuánto tiempo! ¿Andas por aquí o has vuelto a tu país?