Mensaje de hoy: «Paco, ¿todo bien? Es una de las desventajas del blog; si dejas de escribir, las paranoicas como yo ya piensan que has contraído el ébola o que te han abducido unos neptunianos. Ten paciencia».
Le he contestado que fueron los neptunianos.
También del correo de hoy: «Idea de post para tu blog». Era ésta.
Esta bien. Ahora mismo escribo una entrada seria.
Me lo imaginaba! Y yo sospechando de vulgares marcianos…. en fin.
Perdón si la fantasía resulta macabra, pero cuando yo vivía solo en Jarauta, solía pensar cuánto tiempo tardaría alguien en darse cuenta si me moría de repente en casa. ¿Notarían mi ausencia en alguna cita o empezaría a descomponerme hasta atufar lo suficiente? En esa época no había móviles ni internet y podíamos pasar más tiempo sin dar señales de vida y sin que nadie se inquietara. Ahora la mayoría de nosotros estamos mucho más expuestos al control de los demás: basta con dejar el blog un poquito abandonado para que surja la inquietud. Moraleja: gracias a los blogs, o por culpa de ellos, es más difícil que nuestros cadáveres lleguen a pudrirse.
Ah, la historia del bloguero liberiano es fantástico.
La fantasía de Ander él propio la describió bien. Macabra!
Que conste que yo tuve los mismos pensamientos de Ander en Jarauta cuando estuve viviendo en París sola.
Ander, TNC, me preocupáis…
Que conste que yo os habría echado de menos incluso antes de llegar a oler (mucho).
¡Y a mí que lo que me preocupa es que me echen de más!