La Voz de Galicia

Una de las razones que se aduce para el triunfo de Obama es la perfecta organización de su campaña frente a los caóticos equipos de Hillary Clinton y McCain. Sin duda, supo recaudar mucho más dinero, tenía un mensaje más claro, mejor definido, y peleó con mayor eficacia un elemento clave: el registro de votantes. Todo eso es cierto, pero sobre todo, Obama y su equipo iban a favor de corriente. No sólo por Bush y la irrupción de la crisis financiera.

Ocurría, me parece, que el país estaba listo para relevar al último wasp (blanco, anglosajón y portestante, ya saben), puesto que Estados Unidos hace tiempo que dejó de responder a esas tres características. Ciertamente, Obama no es el primer presidente que escapa de la definición wasp. El primero fue Kennedy, pero solo porque le faltaba una de las tres condiciones: era católico. Tuvieron que pasar casi cincuenta años para que otro candidato que incumple dos de las tres llegara a la presidencia. Esto explica, en parte, el estilo kennediano de su campaña y el apoyo temprano que recibió de Ted Kennedy y su entorno. Y explica también por qué eligio ese lema, «Yes, we can». La verdadera América no es wasp y no iba a votar, quizá, porque consideraban la política algo al margen de sus vidas. A estos les decía Obama «Yes, we can», y su equipo de campaña consiguió llevarlos a las oficinas de registro para votar. Antes de las elecciones Obama ya había ganado: los millones de nuevos registrados eran casi todos suyos.
En el discurso de la noche electoral insistió: «Somos y seremos siempre los Estados Unidos de América». Porque algún derrotado podía pensar que estaba en otro país. Especialmente, los fundamentalistas evangélicos. Obama supo apoyarse en lo que une y minimizar lo que separa, y parece que continuará así. Por eso ganó contra Clinton y la gran prensa.

Era el mejor candidato. Ojalá sea también el mejor presidente.

(versión impresa)

Añadido: En los comentarios a la entrada «Obama y las predicciones«, el 5 de junio, Eresfea ya adelantó algunas de las razones que se exponen aquí. Más tarde las recogió en su propio blog.

De acuerdo también con esta anotación de David Álvarez: «Tenía estos días una idea de lo que le sucede a casi todo el mundo con Obama a la que no terminaba de ponerle palabras. Hasta que he encontrado lo que dice Marshall Reese, un editor de vídeo que trabaja con Antoni Muntadas en un proyecto de videoarte:

«He’s an empty screen, on which people project what they want him to be».

(traducción bruta: «Es una pantalla en blanco sobre la que la gente puede proyectar aquello que quieren que él sea»)