Umberto Eco encontró, con El nombre de la rosa, una fórmula de indudable éxito comercial: sobre una trama policiaca normalita levantó un edificio de ladrillos cultos (un buen porcentaje del libro está en latín y lo de «ladrillo» lo pongo adrede). La fórmula, rebajada, le funcionó muy bien, luego, a Pérez Reverte. Un día se lo dije y me contestó: «¿Y qué? ¿Yo no voy de escritor?». La rebajaron aún más Dan Brown y Ruiz Zafón, ambos con éxitos millonarios, sólo que estos dos ya ni siquiera saben escribir. Lo ejemplifica muy bien Arcadi Espada en su durísima crítica (un resumen en Millán).
Digo esto porque me he hartado de ver páginas sobre el lanzamiento del nuevo libro de Zafón. Y este fin de semana me asustaron las pilas de ejemplares (deberían ser piras) que se han levantado en las librerías. «Mira que si me lo regalan», pensé. Y quería avisar: que nadie me regale ese libro, por favor.
Me regalaron en su día La sombra del viento, del que no sabía . En la página diez me entraron unas ganas locas de tirarlo por la ventana, pero continué por lealtad a quien me lo había dado con tanto cariño. Al final, se lo dije: «¿Pero tú has leído este libro?» Respondió con una sonrisa: «No».
Mi cuñado era vasco de Bermeo y capitán de la marina mercante. Gestionó hasta que falleció, las cargas de los atuneros del Índico y pasó gran parte de su vida laboral en las Seychelles. Su familia fue co-propietaria de fábricas de conserva en Galicia y País Vasco y presumía de saberlo todo sobre el asunto. El bonito en marmitako lo bordaba y no pocas veces lo pillé en medio de la faena de limpiar y envasar el bonito que se hacía llegar directamente de la misma Burela. Cuando compraba conserva, siempre buscaba la menos publicitada. Procuraba que el embase fuera pasado de moda y poco adaptado a los gustos del marketing actual. Un día le pregunté por qué aquella obsesión y me contestó.
Lo importante es lo de dentro. No hay mejor publicidad que un buen producto. Cuando este no es tan bueno, se gasta más en publicidad. Hay que sacar dinero para publicidad y entonces se rebaja la calidad y la cantidad. Es un círculo vicioso.
Y remataba señalando con un dedo índice su barriga y con otro la cabeza:
En las cosas del comer y del saber, desconfía siempre de la propaganda.
Simple curiosidad, ¿al final terminaste de leer La Sombra del Viento?
Saludos!
Vaya, Prometeo, está muy bien eso que cuentas, muy instructivo y muy práctico. En mi casa, un par de años, compraron el bonito entero en Burela para luego envasarlo en casa. La verdad es que la tarea era un tanto tediosa y aburrida, y luego vino la cosa esa del anasakis o como se llame el bichito, y se dejó de comprar. Por cierto, me imagino que estarás siguiendo lo de los piratas esos que han abordado un atunero. Seguiré tus consejos para las cosas del comer.
En cuanto a lo de Paco, je,je. Estaba el domingo desayunando tranquilamente y escuchando una entrevista a Ruiz Zafón en la radio. No he leído ninguno de sus libros y pensé: «vaya, este es el tío ese que vende tanto. Voy a prestar atención a lo que dice». Unos minutos después apareció mi mujer por la cocina y le comenté: «este tío es un pedante». Me miró extrañada.
La verdad es que me resultó una entrevista curiosa. El entrevistado hablaba sin parar, pero de forma rara, como si sólo estuviera él, como si hablara solo. Decía cosas ininteligibles, empalagosas. Yo no entendí nada y pensé que si era así de pesado hablando, escribiendo debía ser un plomazo. Tuve la impresión de que hasta el mismo entrevistador se estaba aburriendo. Es más, como era una entrevista telefónica me lo imaginé bostezando y a punto de caer en los brazos de Morfeo.
Por cierto Paco, ¿por qué no cuentas algo más de ese encuentro con Pérez-Reverte?
Otra cosa. El artículo ese sobre la mirada y tal y tal he visto que ha dado para mucho. Aunque también me he reído un poco porque si lees el artículo y a continuación todos los comentarios puedes acabar con los pies unos metros por encima del suelo (y con los ojos a punto de salirse de sus órbitas -no vaya a ser que no sepa mirar-, je,je). No me resisto a añadir una pequeña frase que se me acaba de ocurrir: los ojos ven, el corazón mira. Pero vamos, que tampoco me parece para tanto.
Un saludo a todos,
Mikel
Acabo de leer la crítica de Arcadi Espada. ¡Me encanta cómo escribe! Y la crítica es demoledora. Pero aún me parece más absurdo que 10 millones de personas se hayan comprado el anterior libro. Quizás el nivel del escritor no se bueno, ahora, el nivel de los lectores… Y mira que no hay libros para leer ni nada.
También me entraron ganas de escribir algo. Igual suena la flauta. Quién sabe. Total, no hace falta ser un genio ni muchísimo menos. (Y paro ya que me da la risa).
Unha aperta,
Mikel
Jorge, meu caro: terminé el libro. Por pura amistad. Me decía una y otra vez: «Seguro que me lo dio porque tiene un algo que aparecerá. Pero no aparecía. Eso sí, me salté bastantes páginas.
Mikel: harás bien, muy bien, en seguir los consejos marineros de Prometeo. Eso es seguro. Sus historias, además, nunca defraudan.
A mí me gustó «La sombra del viento», qué le voy a hacer. Espero que no me taches de tu lista de amigos… 🙂
Nunca!
Eu lin La sombra del viento, e foi só pola miña culpa. Contra o meu costume, acabei mercándoo por curiosidade, enganada polo machacón comentario de que «crítica e público coinciden e bla bla bla bla…» e foi certamente terrible, non só por malo, senón polas seicentas e pico de páxinas que Ruiz Zafón tivo a indecencia de escribir.
Regalar regaláronme un día Once minutos, de Paulo Coelho, nunha bonita edición case de coleccionista. Tirei o papel, mirei o libro, levantei os ollos cara os meus amigos e, durante uns segundos tentei poñer cara de ¡Ay, qué bien!, pero non puiden, nunca me sae. Díxenlle que non o resistía e, por se acaso, avisei que tampouco a Terenci Moix.
Cambiáronmo por dous de bolsillo -de Harold Bloom e de Coetzee-, pero de cando en vez ainda ameazan con regalarme o último do brasileiro ou a súa axenda esotérica do ano entrante.
Bueno, bueno. Lo de Paulo Coelho casi es peor, sí.
Por lo menos ha sido un libro. Se lee, se cierra, si no gusta el contenido, se guarda entre otros que opaquen su existencia a la vista, y listo. Aunque el contenido no haya sido de nuestra preferencia, no hay que volverlo a ver si no queremos, y la persona que no los ha regalado se ha ido con la imagen de nuestro rostro agradecido. Pero, ¿Cómo se hace con esos objetos que regalan, los que son grandes, los que supuestamente adornan nuestra casa, pero que no nos atrevemos a esconder porque ha sido un regalo de alguien muy especial, y de paso, de una persona que nos visita frecuentemente?
La sombra del viento es uno de los dos «errores» de la editorial Planeta (Grupo Planeta) en el siglo XXI. Planeta no publica literatura, para eso, en el Grupo Planeta están las editoriales Seix Barral y Emecé (incluso Destino). En Planeta venden sin contar con el contenido de los libros. Venden y ya está.
Pero con La sombra del viento no entendían por qué vendía, por qué el éxito. Yo quiero pensar que era un libro un mucho mejor que la basura habitual de este sello (nada más fácil) y eso revolucionó (emocionó) a sus lectores habituales y animó al regalo y a la invitación para leer (como te pasó a ti).
El otro «error» (bastante mejor libro que La sombra…) es Una historia conmovedora, asombrosa y genial, de Eggers, que se publicó en 2001.
Calculo que hasta 2010 no cometerán otro «error».
Lo de Pablo Conejo es patético, vergonzoso y hasta humillante.
Nadie se mete con mi Zafón. Por lo menos el escribe libros y cuentos y no te prometen que te escriben uno y pasan 4 años y aún debe estar «pensando».;)) Yo no sé como estará ese tan famoso de Zafón pero leí uno( Luces de Septiembre) y ya me valió para que al día de hoy sea mi escritor favorito( despúes de Sierra i Fabra, claro). Aparte es muy original con su sello del dragón. Me pienso leer el nuevo, que lo sepas. Sus libros son muy enigmáticos y enganchan y reflejan las historias como solo él sabe. Ah! y como vuelvas a tener un mal día y critiques el libro de Túneles es que ya no te hablo por lo menos un mes, el que avisa no es traidor Paco. Podría escribir más pero estoy cansada.
A mí lo que me ha gustado es la manera en que has criticado a tantos en tan poco espacio, y sobre todo, esa manera ágil de «abrochar» la crítica en una lazada de anécdota, con pregunta y respuesta. Elegante y punzante.
En cuanto a Eco.. yo esperaba su best seller y me lo pasaba genial con su ginástica intelectual. Me defraudó con el último, pero la verdad es que le tengo mucho respeto y me gusta. Devoré El nombre de la Rosa y la Isla del día después casi sin respirar. A Zafón lo leí porque un amigo me pidió su opinión.. y lo fui masticando como las patatas fritas de bolsa.. no es que estén buenas, pero cuando empiezas.. sigues. A Reverte ya no le he dado una oportunidad.. me resulta insufrible esa pequeñohombría que rezuma. Y Paulo Coelho.. pequé una vez a sabiendas de quien era… precisamente con Once minutos!Y era así, como sabía.. o un poco peor. Museira: no será un poco pronto para hablar de escritores favoritos? Además me consta que con quien te oigo reir.. es con el Pequeño Nicolás…
Cuenta la leyenda que hay una bibliotequita en el fondo de la ría de Bilbao…
Uno se rinde ante el exuberante conocimiento que aquí exhibe, reconociéndome solo un humilde coleccionista de libros. Bastante avergonzado os confieso “petit comité”, que no he podido leer todos (tampoco he podido leer completo el Ulises de Joyce) La mayoría de los textos solo han sido repasados como en una especie de zaping literario. Este afán por los legajos os confieso que me preocupa y pienso que si mi familia no lo impide, acabaré poseído por el síndrome de Diógenes rodeado de tanto papel como para alimentar una planta de reciclado. Entre las torres de libros amarilleados me agazapo y encuentro “acougo” y si sumo los recuerdos de viajes y los presentes de mis pacientes y devotos amigos, creo que me parezco al personaje de Jardíel Porcela de Eloísa esta debajo de un almendro. Nunca podré apartar de mi mente el avance del mayordomo entre el laberíntico mundo de muebles, libros y recuerdos. Mi método de clasificación es por extractos (lo mas viejo abajo y lo nuevo se superpone) y como si en una excavación arqueológica se tratara, exhumo mis recuerdos deduciendo donde están, por los documentos que le rodean.
A lo largo de mi vida he encontrado otros “enfermos” de mi mismo mal y como los tísicos del cuento de Benedetti que ser reúnen en un recoleto parque montevideano, para vanagloriarse del diagnóstico de su enfermedad, (lo tuyo no es nada, lo mío es mucho peor) o los presos en la cárcel que alardean de sus crímenes, nosotros nos jactamos de los kilos de papel acumulado como si fuéramos poseídos por un hámster con los carrillos a reventar.
Jeannie Belgrave: No hace mucho pedí a un amigo su consejo pues recibo bastantes visitas en el trabajo y deseaba encontrar algo imaginativo que regalar . Después de pensar un rato me contestó: El regalo más útil sería una trituradora para deshacerse de los regalos inútiles que colman nuestros hogares.
He estado leyendo los comentarios de la crítica de Espada y la verdad es que hay verdaderas joyas.
Por una parte están los defensores de Zafón, que acusan de envidioso al autor de la crítica. Por la otra están los detractores, que critican a la obra y a la editorial. Y luego están los que minusvaloran a los propios lectores.
Me hace gracia la postura de estos últimos, me recuerdan a una conocida que despreciaba todo lo que yo leía. Mientras ella leía Rayuela, yo me decantaba por El Señor de los Anillos. El caso es que ella se sentía realmente superior por leer tal libro y yo aquella cosa de «freaks». A mí me gusta leer de todo y no por eso pienso que soy mejor o peor, más o menos intelectual, o tengo más o menos nivel como lector. Rara vez, por no decir ninguna, he dejado un libro a medias. Suelo leerlos enteros, aunque me parezcan un peñazo (por ejemplo, El Nombre de la Rosa). Me parece una equivocación despreciar a la gente por leer un cierto tipo de libros. De lo que se trata es de disfrutar leyendo, y para disfrutar, está claro que te tiene que gustar lo que lees, sea del género que sea. Y no por leer La Insoportable Levedad del Ser eres más «guay».
Saludos!
Conociéndote, Paco, me extraña un juicio tan duro sobre un libro que no has abierto…
Y sobre el que apenas se sabe mucho, porque pocos lo han leído…
No voy a defender al autor porque no he leído nada de nada. Lo «conocí» ayer, en el programa de Buenafuente. Creo que hoy los dos mantendrán el gran duelo de ventas en Barcelona.
Confieso que he leído «El nombre de la Rosa”, con apuntes y anotaciones, como si imbuido por el relato me fuera posible desvelar un escondido arcano. Me empapé de Semiótica y cuando se vinculó Umberto Eco con Coruña, lo seguí con un poco más de interés. Como todos, cuando vi la versión cinematográfica me decepcionó mucho por acotar escasa y pobremente mi desbordada imaginación, consecuencia de mis variadas interpretaciones y elucubraciones (era mucho mas niño). Leo también los prospectos de los medicamentos y los folletos publicitarios (algunos los recomiendo, son buenísimos). No me gusta el fútbol, ni se de clasificaciones y fichajes, pero me impresiona el manejo de las hipérboles de los periodistas deportivos, que tambien leo cuando la Voz esta ocupada. Finalmente, mi infidelidad a un determinado tipo de texto se acrecentó cuando sucumbí a Internet.
Estoy un poco arrepentido del tono de mi texto, porque, efectivamente, ni responde a mi modo de ser ni he leído el libro. De todos modos quisiera aclarar que:
No meto a Umberto Eco y Pérez Revrete en el mismo paquete que a Dan Brown y Zafón.
Que los lectores son libres de leer lo que quieran. Yo no me he metido con ellos. Arcadi Espada, indirectamente, sí.
Que sí me leí «La sombra…» (por cierto, de la misma manera que tan acertadamente describe Towanda). De esa experiencia proviene mi enfado y de la comprobación -visto el capítulo que adelantó El Mundo- de que, por lo menos, podrían haber trabajado un poco más la edición. En cualquier caso mantengo el mensaje principal: que nadie me lo regale, porque no pienso leerlo.
Que me gusta más, mucho más, «El Señor de los anillos» que «Rayuela» (ya sé, ya sé)y que tampoco me interesó «La insoportable levedad del ser», querido Jorge. Pero he dejado a medias cientos de libros. No he llegado a archivarlos en el fondo del mar, como J., pero casi.
En cuanto a la vengativa Museira, en fin…
En cualquier caso hay algo incontestable: en este blog son mucho más interesantes los comentarios que las entradas. Y me alegro.
No, no, Paco. El que los archivaba en la ría era Peter…
No sé si se trata de que un libro sea divertido o no. No me perece ese el problema. Hay cosas que me resultan divertidas pero son malas (cualquiera tiene ejemplos)
El texto literario no tiene que resultar divertido o gustarle al lector: no es (= debe ser) esa la voluntad del autor, un ser egoísta necesariamente. Y si así lo quisiera, sería, sin duda, como puede quererlo el sujeto empírico (Zafón) del texto literario, pero no el sujeto universal (EL ESCRITOR, así, con mayúsculas) de ese texto: se trataría sólo de una finalidad instrumental, y de ninguna manera de la finalidad del escribir, del hacer o del componer el texto literario como tal. Por lo tanto cuando un escritor escribe en su público, por dinero o por otra cosas distintas de la mera creación, el libro parte con un pecado original… y aquí sí que no se pueden perdonar.
Óscar, me gusta leer tus comentarios ya que creo, si no me confundo respecto a tu identidad, que eres un profesional del tema. La verdad es que no he entendido nada de lo que dices, pero creo que estoy a favor (esto que he dicho es un poco raro).
Como no estoy seguro de tu identidad quería preguntarte, para comprobar si eres quien creo que eres, qué te parece Gasol en los Lakers y cómo ves los playoffs (quizás este tema sea demasiado ordinario para este blog, je,je).
Unha aperta,
Mikel
Por cierto, quería preguntarle algo a Jorge Caamaño respecto a sus comentarios. ¿Dirías lo mismo de los telespectadores de la tele basura?
Es decir, ¿si pensaría que alguien es inferior (culturalmente, intelectualmente, etc.) a mí por ver telebasura mientras yo veo un programa cultural? Por supuesto que no. Y tengo ejemplos muy cercanos.
Está claro que la calidad varía entre los libros, eso no lo he puesto en duda, pero no me parece correcto menospreciar a nadie por leer a Zafón, ya que de él hablamos.
Saludos!
Sí, sí, yo soy, Mikel. Lo de los LAkers, por fin, parece que pinta bien, pero le falta algo. No soy optimista para el título, pero por fin vuelvo a disfrutar de un baloncesto rápido, más europeo y menos saltarín. Lo de GAsol es de nota
Ciao, o Bis bald
Lo que veas o lo que leas no te hace ni mejor ni peor persona. Como mucho puede indicar algo sobre cómo eres (sobre tus gustos, tus aficiones, tu carácter o sobre tu preparación, tu nivel cultural, tu ideología o cosas así). Por lo tanto, no se desprecia a las personas por lo que lean o por lo que vean en la tele. Y desde luego, no se desprecia a nadie, si hablamos de individuos, por este tipo de cosas.
De todas formas, tengo algunas dudas sobre esto que acabo de exponer. Me da la impresión de que lo que pasa es precisamente eso. El tipo de lecturas o el tipo de programas o de películas que una persona ve nos dice mucho sobre esa persona. Y es esa cualidad o defecto que intuimos lo que hace que la apreciemos más o menos. El ejemplo entre ‘Rayuela’ y ‘El Señor de los Anillos’ es como muy elegante. Habría que poner un ejemplo más crudo. Por ejemplo, comparar al lector de libros racistas y al lector de clásicos de la literatura española. ¿Uno es mejor que el otro? Quizás no. ¿Intuimos que uno pueda ser mejor que otro? Creo que si.
Que diez millones de personas compren un libro malo o que veinte millones vean telebasura es un indicador del nivel educativo o cultural o llámale como quieras, de una sociedad. Esto tampoco quiere decir que el nivel educativo o cultural haga que una sociedad sea mejor o peor. Mejor o peor son categorías morales que no tienen porqué ir unidas necesariamente al nivel educativo (el ejemplo más claro es Alemania. El país más culto de Europa y la cuna de la estructura de poder más perversa, mortífera e inhumana hasta ahora conocida).
A pesar de ese ejemplo, el sentido común nos dice que a mayor nivel educativo, mayor y mejor desarrollo social. Pero eso nos lleva a otra pregunta: ¿que es educación?
No se desprecia a un individuo determinado. Sólo es un indicador.
La cuestión que planteo es que mientras que leer parece un acto loable en sí mismo a otras actividades no les aplicamos el mismo criterio, como por ejemplo a ver la televisión. Abundan los comentarios sobre la baja calidad de los programas televisivos y, sin embargo, la gente los ve, o los vemos. Ahora bien, ¿nos parece adecuado verlos? ¿nos parece instructivo? ¿nos parecen buenos para nuestro desarrollo intelectual? ¿animaríamos a nuestros hijos a verlos? Yo diría que no. Y al considerar nosotros que esos productos no son beneficiosos resultaría lógico llegar a la conclusión de que quien los ve hace algo malo (aunque sólo sea por la pérdida de tiempo).
Pero eso no quiere decir que sean mejores o peores personas. Al fin y al cabo eso lo dicen nuestras acciones, no lo que vemos o lo que leemos.
Creo que me ha salido un «rollete» bastante contradictorio y hasta un poco absurdo, pero bueno, ahí se lo mando al señor Caamaño que tan amablemente ha respondido a mi pregunta.
Unha aperta,
Mikel
Me alegro de verte, de leerte, Óscar. Tendríamos que quedar para las finales o algo así (que yo no tengo el Plus y seguro que tú si, je,je). Dice un compañero mío de trabajo que si los Lakers recuperan a un maromo que ahora no recuerdo cómo se llama y que es un auténtico armario tendrán más posibilidades.
Unha aperta,
Mikel
De rollete nada, me parece muy interesante. De hecho, cuando escribí el comentario sobre «Rayuela» y «El Señor de los Anillos» (que es verídico a la par que cierto, como dirían Les Luthiers), pensé en una comparación similar, pero en vez de ser con la televisión fue con la música. He de reconocer que tuve un debate interior, ya que yo critico la mala música y a los que la escuchan, pero no me siento superior en ningún modo a ellos, que es lo que quería expresar, viendo algunos de los comentarios de la crítica de Espada y alguna de mis experiencias.
Quizá la causa de mi debate interior sea que, permítame citarle: «La cuestión que planteo es que mientras que leer parece un acto loable en sí mismo a otras actividades no les aplicamos el mismo criterio, como por ejemplo a ver la televisión.». Un comentario acertadísimo.
Saludos!
Vaya, es la primera vez en mi vida que alguien me cita. ¡Qué subidón!, je,je.
He pensado un poco más al respecto y me parece que hay un punto que genera confusión y que sería bueno aclarar. Creo que es un error considerar que una persona es mejor si tiene más cultura y es peor persona si tiene menos cultura. Son cuestiones diferentes. Conozco mucha gente que es superior a mí intelectual o culturalmente (la verdad es que conozco a mucha gente superior a mí en eso). Y también diría que hay personas peores que yo en cuanto a la preparación cultural o las dotes intelectuales. Esto no quiere decir que esa persona sea mejor persona que yo o yo peor persona que ella. Al establecer una comparación así el resultado es erróneo porque son términos diferentes: la bondad o maldad y la prepración, la sabiduría o las dotes naturales.
Aún diría más: es común que aquellas personas con dotes intelectuales elevadas y muy cultivadas se muestren a la gente común como vanidosos o soberbios. De hecho, el término «intelectual» ha adquirido un significado despectivo precisamente, en mi opinión, por el mal ejemplo que muchos de ellos han dado a la humanidad.
Si a usted, señor Caamaño, le gusta la buena música será, probablemente, porque tenga buen gusto para la música y conocimientos al respecto. Obviamente eso es bueno. Si a otra persona le gusta la mala música será que tiene mal gusto para la música, o pocos conocimientos. Obviamente, eso es malo. Y no creo que sea una muestra de soberbia reconocerlo, afirmarlo o defenderlo. Decir que toda la música es igual de buena me parece, como mínimo, una insensatez, aunque haya muchas personas que lo digan. Pero ojo, cuando digo malo no me refiero al mal moral sino que es malo en el sentido de que esa persona no disfrutará de una parte importante de la creación artística de los hombres con la misma profundidad y aprovechamiento que lo haría usted (es como lo de las perlas para los cerdos). Y a usted esa capacidad le puede ayudar a ser mejor….o no.
Y decir que hay personas mejor preparadas que otras no es que me parezca cierto, sino que es de perogrullo.
Y también hay personas mejores y personas peores.
Y no escribo más que me estoy pasando.
Unha aperta a todos y en especial al señor Caamaño,
Mikel
Es muy interesante el debate sobre si mayor cultura equivale a mejor persona.
Cada día respeto mas la opinión de los mayores y estos mantienen que la educación nos hace mejores. . Por ejemplo de mocete, el protocolo a mi me parecía un instrumento para la ostentación, y una disciplina banal y superflua. No conocía la importancia de los símbolos y no entendía que el protocolo nos facilita la vida. Las personas que tienen educación o saben estar, evitan conflictos porque se comunican mejor y están más acostumbradas a doblegar las emociones con la razón. Esto no tiene que ver con la bondad o la maldad, pues sin entrar en este farragoso asunto, parece que el germen esta en la naturaleza de las personas. No hace mucho leí que los dictadores tienen una coherencia genética y como consecuencia una predisposición a ser insensibles al dolor de los demás. Es evidente que las circunstancias ambientales influyen notablemente y ello me hace recordar aquella novela “Los niños del Brasil” que basaba su argumento en unas clonaciones que se educaban en familias que reproducían las condiciones de la infancia del originario déspota. Podría ser que lo mismo que nacemos para ser altos o bajos, gordos, rubios o flacos, también llevemos en los genes el gusto por un determinado tipo de literatura. Por ejemplo a mi no me gustan nada estas películas donde cortan a la gente como el salchichón y me enteré que dos gemelos que había sido apartados muy jóvenes, descubrieron que eran ambos grandes seguidores de películas de terror. En sus casas había los mismos títulos y se sabían de memoria las escenas más sanguinarias que comentaban como si fuera un penalti. Puede ser que algunos nacieran con una especie de papilas gustativas intelectuales mas sofisticadas y otros se bastan con comer pienso o “fast food”. El debate quizás sería mas interesante si habláramos del “colesterol” que producen algunas producciones intelectuales y lo mismo que ahora la ley alimentaría obliga a apuntar las vitaminas, aditivos y colorantes que contiene un alimento, de forma seria y rigurosa se nos indicara: la demagogia, la falacia, la difamación o artificio que se esconde bajo el aspecto engañoso de una lustrosa portada y una buena campaña de marketing… Y despues que cada cual coma lo que quiera.
No sé si ya pasais de este post,espero que no,lo he leido hoy por vez primera y me ha impactado.Pero dejo el preámbulo y voy al grano,no sé si soy como Jorge Caamaño,pero de lo más parecido,leo todo ,lo que cae en mis manos,compro,voy a la biblio,intercambio,lo que sea,pero no paro de leer.Sin criterio,no,pero aunque disfruto con algunos más que con otros,amo los libros,soy adicto lector,no lo puedo dejar,y leo sin parar.después el tiempo va dejando el poso de lo que devoro.y sé que algunos libros eran prescindibles y otros no,yo no puedo parar,y si me gusta,qué importa las páginas que tenga,me da rabia que se acabe,y si no me gusta,ah…se siente,pero algun párrafo tendrá que sea aproechable.
En cuanto a Zafón,lei la sombra…y bueno,le sobran cosas,le faltan otras,se repeite respecto az la obra esa que ahora ni recuerdo el nombre,una en la que incluso salen unos vampiros y unas madames.Pero que le vamos a hacer,a los pies de mi escritorio,tengo la de ahora,y me la voya a leer enterita,también es un regalo,que yo no ando muy boyante.Regalo que agradezco y libro que me voy a leer.por cierto.y cosas peores he leido bajo el epígrafe de obras maravillosas.y luego hay cada plomo por ahí,pero quien se atreve a confesar que algín seudoclásico es un petardo.
addenda
perdonad todos,tengo un teclado endiablado que a veces no me deja puntuar como quiero y en ocasiones se salta las mayúsculas,no se pueden poner paréntesis etc…
Parece que sí, que ya pasan, y yo he estado un poco alejado del blog estos últimos días. Espero que nos cuentes qué tal El juego del Ángel, aunque, por lo que se ve, terminaremos leyéndolo casi todos.
Quería decirle a Anaximandro que espero que no actúe así con las medicinas. Si lo hiciera me parece que acabaría en el hospital.
Un saludo,
Mikel
ya me acordé el libro que NADIE DEBE COMPRAR NI LEER,se llama marina,en él Zafón hace un refrito de la sombra del v,o un borrador,xq creo que es anterior.
mikel,a veces eres agudo,ingenioso,agradable,ameno,lúcido y lucido.Pero otras,no.
Je, je. Yo diría lo contrario. Casi nunca soy esas cosas. Aunque a veces suene la flauta. Perdona si te he molestado pero es que te he visto tan lanzado a devorar libros que pensé que igual te daba un empacho.
Unha aperta,
Mikel