La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
Seleccionar página

Comencé a salir de la calle cuando dejaron de tratarme como un zombi y sí como una persona”.

No creo que se me olvide nunca esta frase y toda la expresión de dignidad que encierra que hace años le escuché a una antigua persona sin hogar. Dar voz a las personas en vez de intentar hablar en su nombre es una de las características de ONG y profesionales que han optado por combatir la pobreza en vez de parasitarla.

Hoy es el Día contra la Violencias Machistas y mañana será el Día de las personas sin hogar . Es un orgullo ceder mi blog para conocer esta historia de participación, feminismo y dignidad.

Gracias a Beatriz Ortiz, directora de comunicación de la Asociación Realidades por contarlo, pero sobre todo gracias a Antonia, Yazmira, Patricia, Concha, Diana, Karely, Rosalyn, Antonieta, Laura, Mila y Prado por luchar y por hacerlo cantando…

“Las mujeres sin hogar cargamos con más estigmas por ser mujeres y por estar sin hogar”.

Las violencias machistas no entienden de clases sociales, fronteras, culturas, orígenes o edades. Y eso es algo que las once mujeres sin hogar que protagonizan este artículo tienen muy claro. Ellas son Antonia, Yazmira, Patricia, Concha, Diana, Karely, Rosalyn, Antonieta, Laura, Mila y Prado.

De manera colaborativa ya sea aportando su historia de vida, su voz, su imagen o sus ideas, han participado en una aventura audiovisual colaborativa para denunciar las violencias machistas que afectan a todas las mujeres y que ellas, por encontrarse una situación de exclusión social, por ser mujeres sin hogar, han vivido de una manera más violenta y extrema aún.

Además de las ganas de denunciar esta situación lo que las ha unido es que todas son participantes en Asociación Realidades, una entidad que pone los medios de comunicación social al alcance de las personas sin hogar para que sean ellas mismas quienes hagan llegar sus mensajes al resto de la ciudadanía, en este caso a través del vídeo.

Aprovechando que el 26 de noviembre, Día de las Personas Sin hogar, y que el 25 de noviembre es el Día Internacional contra las Violencias hacia la Mujeres, nos parece oportuno hablar de la iniciativa de estas mujeres sin hogar que, también gracias al auge del movimiento feminista, se han animado a denunciar las situaciones de violencias machistas que han vivido. “Vivimos estas situaciones de una manera más violenta y extrema. Además cargamos con más estigmas por ser mujeres y por estar sin hogar. Nos ven como un blanco más fácil y nos cuesta mucho denunciar ya que a menudo no nos creen por nuestra situación”, explican.

No tienen miedo y quieren hacerse visibles, por eso en el proceso formativo de vídeo participativo que realizaron durante más de dos meses  con la colaboración de la cooperativa Pandora Mirabilia, decidieron que la mejor manera de contar sus historias era a través de un canción de rap y un videoclip: “el objetivo del taller era hacer un vídeo participativo sobre mujeres sin hogar. Intercalábamos conocimientos técnicos sobre vídeo con muchas historias de nuestras vidas y nos dimos cuenta de que habíamos vivido muchas situaciones parecidas de malos tratos en la pareja, de vejaciones en los albergues y pisos, de abusos sexuales en el trabajo o en la calle”.

Es un tema delicado, pero tenían algo muy claro: “no queríamos aparecer como víctimas, si no como mujeres fuertes, valientes y empoderadas. Que es como nos sentimos” explican entre varias. La cuestión del género musical vino después “vimos algunos vídeos en Youtube y nos gustó el espíritu reivindicativo del rap. Además también es un mundo de hombres en el que ahora muchas mujeres se están haciendo un hueco. Nos recordaba un poco a nuestra situación”.

Ellas son conscientes de su invisibilidad dentro del sinhogarismo, la mayoría de las personas que están en situación de calle son hombres, que es la parte más visible de esta situación de vulnerabilidad extrema. Si miramos los datos de los recuentos de personas que duermen en la calle en las grandes ciudades el número de mujeres no llega al 15%. Pero entendiendo el sinhogarismo no sólo como estar en situación de calle o pernoctando en un albergue, sino como un abanico mucho más amplio de situaciones de exclusión residencial, el número de mujeres es muchísimo mayor.

Todas las personas sin hogar han tenido miedo en algún momento y se han sentido vulnerables. Las mujeres sin hogar además de con el miedo y la vulnerabilidad cargan con la violencia machista estructural que afecta a todas las mujeres y la calle es un escenario muy violento para una mujer en este sentido.

Con tal de evitar la calle, donde las posibilidades de sufrir agresiones sexuales son muy altas, recurren a estrategias como dormir en casas de familiares, cuidar a cambio de cama, limpiar a cambio de cama o, incluso, llegar a mantener relaciones de pareja insatisfactorias o aguantar situaciones de violencia por parte de sus parejas y no denunciar. Es decir, el riesgo añadido para las mujeres de ser objeto de violencias machistas condiciona directamente sus estrategias para lograr una alternativa a la calle.

En la calle la violencia hacia las mujeres se acrecienta, “nos tratan como objetos. Se piensan que nos pueden comprar como una caja de cigarrillos. Llegas a la calle y eres la novedad, escuchas: ‘a ver quién se la puede llevar’”, relatan las protagonistas del vídeo.

En muchas ocasiones las agresiones viene también por parte de hombres que se encuentran en su misma situación “no nos respetan, nos ven por debajo de ellos y encima te ponen la etiqueta de que eres fácil sólo porque estás en la calle.” Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, recogidos en la Estrategia Nacional Integral para Personas Sin Hogar 2015-2020, entre 2005 y 2012 se duplicaron las agresiones sexuales a mujeres sin hogar, pasando del 12,8% al 24,2%.

Volviendo a la experiencia del vídeo, las participantes (que han decidido hacer de manera colaborativa también las declaraciones para este artículo) ponen mucho énfasis en explicar el proceso de elaboración de la letra del rap: “recogimos las historias que nos habían pasado y que habíamos compartido en los talleres, eran cosas de una o de otra, pero en el fondo era la historia de todas. De las mujeres que estamos sin hogar, pero también de cualquier mujer”.

Ellas insisten en que todas las mujeres están atravesadas por esta situación “queremos dejar de ser invisibles como mujeres sin hogar y también sensibilizar a los hombres que viven nuestra misma situación, pero también queremos que esto sirva para todas las mujeres, para las que están sin hogar y las que no, para acabar con el machismo”. De hecho, así lo subraya el estribillo de la canción “en la calle y en las casas, al machismo guerra, guerra. Que no seamos dos, que nos seamos doscientas, que estemos todas juntas, al cien por cientas”. Y así explican el título de la canción: “lo que nos afecta a nosotras, afecta a todas las mujeres. Por eso nuestra canción se llama Cienxcientas”.