La Voz de Galicia
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Pirámide machismo, violencia género

Si usted es uno de los 6 millones de hombres que en España y según el CIS consumen sexo de pago, el 23 de Septiembre quizá deba celebrar el Día Internacional contra la Explotación Sexual de Mujeres, Niños y Niñas.

Una lacra que afecta, según la OIT, a 4,5 millones de personas en todo el mundo, el 90% mujeres y niñas. En España, y según ANESVAD, el 80% de las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen contra su voluntad. Con un poco de suerte o justicia y gracias al recién aprobado Plan Integral contra la trata incluso acabe en la cárcel.

Mejor no se pase por A Coruña el 25, porque la Rede Galega contra a Trata organiza sus «IV Xornadas contra a trata de seres humanos» bajo el título “Menores vítimas da trata

Prostitución. Violencia machista MujeresViolencia de género, prostitución, trata. No se ve…lo que no se quiere ver, decía una valiente y rigurosa Silvia Freire. Pues parece que no. No se ve el consumo de prostitución como una forma extrema de violencia machista. Se habla de reconocer los derechos de las trabajadoras sexuales o de que «La prostitución no es un mundo tan duro» según Samanta Villar.

¿Por qué ocurre esto? En: El ataque de la industria del sexo contra las feministas, dan alguna pista de como utilizando la defensa de los derechos humanos de las mujeres como coartada para asegurar sus beneficios y los intereses económicos y sexuales de los hombres. 

Pero lo que me ha desconcertado totalmente ha sido que Amnistía Internacional apoye «la despenalización absoluta del trabajo sexual realizado con consentimiento«.

He leído artículos a favor (No se trata de castigarlos a ellos, sino de protegerlas a ellas) y en contra (¿Cómo se defienden mejor los derechos de las prostitutas?) así como reacciones de indignación y tristeza ante este deseo de «convertir a los proxenetas en hombres de negocios» como han denunciado actrices de Hollywood y muchas defensoras de los derechos de las mujeres.

Les dejo con una de ellas, Pepa Franco. Feminista, consultora social y experta en intervención social y políticas de género. Además de subdirectora de la revista «Con la A» sobre emprendimiento y liderazgo femenino.

Pero antes vean el trailer del documental Chicas Nuevas 24 horas de Mabel Lozano. De esto hablamos.

Gracias Pepa

En torno a la despenalización de la prostitución

Leyendo, comentando y pensando porque, como decía Eduardo Galeano, para no ser mudos hay que empezar por no ser sordos, me voy enterando de las razones de Amnistía Internacional para pedir la  despenalización de todas las partes involucradas en la prostitución «siempre que haya consentimiento» y esto último lo interpretan como que no exista explotación sexual. Vaya, cuando hay prostitución, dicen, puede no haber explotación sexual.

A ver, voy a mirar qué es explotación sexual. Aquí está: es una actividad ilegal mediante la cual una persona (mayoritariamente mujer o menor de edad) es sometida de forma violenta a realizar actividades sexuales sin su consentimiento y por la cual, una tercera recibe una remuneración económica.

¿Prostitución no violenta?

Entonces, siguiendo el argumento anterior, puede haber prostitución que no sea violenta. Ya. Que alguien compre el derecho a usar el cuerpo de otra persona, que eso se concrete físicamente en utilizar ese cuerpo para lo que sexualmente le dé la gana, no es violencia. Ya. ¡Ah, claro!, se refiere a que las relaciones son consentidas. Es decir, que la prostituta no se niega a ser comprada, que es libre para vender su cuerpo, es más, que lo ha elegido.

Sigo buscando y me encuentro con un viejo artículo de Rosa Montero, una escritora que aprecio como tal: “(…) una mujer que vende su cuerpo libremente y con la debida protección legal quizá pueda ser menos esclava que la que vende su vida en un empleo embrutecedor por 600 euros al mes”. ¡Hala!, tan pancha. Es decir, es igual, qué se yo, levantarte temprano y descargar camiones, que levantarte temprano y dejar que tu cuerpo se convierta en un objeto a penetrar, atar, manchar, pellizcar… Ya.

Y además, es obvio, que nada de eso deja huella en lo invendible, la mente de la individua, sino que, por el contrario, una se queda como si tal cosa. Me imagino que incluso el proxeneta (siempre hay uno) le dirá que se llegará a acostumbrar y a canturrear en silencio mientras el otro jadea y suda acompasadamente. Ya.

Y como esto de que hay mujeres que libremente venden su cuerpo, tal como dice Rosa Montero, es un argumento recurrente en muchas conversaciones sobre el tema y como empiezo a pensar que me están tomando el pelo, explicaré mi punto de vista.

Fuente: http://www.proyectochicasnuevas24horas.com/

Fuente: http://www.proyectochicasnuevas24horas.com/

¿Las mujeres: un producto más?

Obviaré que la inmensa mayoría de mujeres que ejercen la prostitución son producto de la trata y que las convierten en esclavas; obviaré también que la industria del sexo es cada vez más pujante, influye en los PIB de los países y en las cuentas de negocio de los medios de comunicación, se permite no conocer fronteras y “mueve” a demanda (de hombres) a mujeres de cualquier país a cualquier sitio.

También me olvidaré de que la mayoría de esas mujeres provienen de países empobrecidos y que su libertad termina la primera vez que saludan a sus futuros proxenetas y que por tanto, hablar de elección es una estupidez. Incluso, no voy a mirar hacia la esquina donde pone que las organizaciones empresariales de prostíbulos, con nombres y características diversos, son las más beneficiadas en una supuesta despenalización. No. Es más, me importa un bledo si una mujer decide prostituirse o si una o muchas permiten cambiar su intimidad por dinero. Pero…

016 llama violencia machistaNo me cuenten, ni desde Amnistía ni desde ningún sitio, que esa es una forma aceptable de vida; no me hablen con el eufemismo de “trabajadoras del sexo”; no me digan que es un empleo como otro cualquiera; y que es una profesión tan digna como otra. Es mentira. Ninguna mujer de cualquier edad, de cualquier origen, ninguna, debería ser tratada como una cosa, alquilar su cuerpo a veteasaberquien, exponerse al ultraje, a la violencia, ni por dinero, ni por nada.

El mensaje, el relato social, es demoledor: en esta sociedad de consumo, las mujeres son un producto más, al que usted, si tiene dinero, también tiene opción. Elija, compare y si encuentra alguna mejor, diga que se la traigan al burdel más próximo.

¿De verdad, alguien se cree que la prostitución es un empleo como cualquiera?

Y si de verdad creen que la prostitución es un empleo como cualquiera, seamos coherentes con la lógica que se establece y llevemos hasta el límite sus consecuencias. Imaginemos. Un día nuestra hija, nuestra sobrina, nuestra amiga, nos dirá: “He pensado que ya sé qué quiero ser: puta. Voy a arreglar una habitación con una cama grande. Buscaré a un profesional de la decoración para que los clientes se sientan lo mejor posible. Y, además, voy a buscar cómo formarme para ser la mejor. Imagino que habrá alguna academia, buscaré, y luego, haré prácticas en un buen prostíbulo. Voy a poner ahora mismo un anuncio para ir comprobando.” Usted sonreirá abiertamente y le dará ánimos en su nuevo proyecto. Se lo comunicará a sus amistades para que, ya que seguro utilizan ese tipo de servicios, la tengan en cuenta en su próxima juerga. Todo el mundo a su alrededor le deseará mucha suerte.

¿Es esa la sociedad a construir?

Una sociedad en la que sea natural la compra y alquiler de seres humanos (y por si a alguien se le olvida: las mujeres lo son); en la que los chicos se vayan de putas como si fueran a jugar con la wi y a las chicas les parezca razonable; en la que se trate a mujeres de cualquier edad como objetos de los que se pueda apropiar cualquiera por dinero. De verdad, ¿queremos que los jóvenes se crean el mensaje –habitual en algunas producciones cinematográficas- de que putas, drogas, coches y dinero son partes inseparables de un deseable porvenir?

Si esto es lo que buscamos, no hay problema, ya estamos en camino. Pero definitivamente creo que la prostitución no cabe en un modelo de igualdad entre mujeres y hombres; y que sería mucho más deseable avanzar en terrenos en los que el ser cultural que es el humano se decida por una sociedad en la que mujeres y hombres tengan otros modelos de relación, también de relación sexual, y se considere despreciable el sexo por dinero. Desde la opción sexual que quieran, claro, consentida, sí, en pie de igualdad,  por supuesto.

Las consecuencias de los discursos tolerantes hacia la prostitución son muchas. Sobre las mujeres prostituidas, sobre las mafias que las prostituyen, sobre sus países de origen, etc. pero hay una que es demoledora sobre toda la sociedad: alimenta la cultura (en sus ideas y en sus prácticas) de que lo normal es la subordinación y la violencia hacia las mujeres.

Visto lo visto, no se debería jugar con eso.

@PepaFranco

Prostitucion contra la trata 900105090