La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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Es preocupante el presente, pero parece que el futuro lo seguirá siendo: 25 de cada 100 jóvenes en nuestro país abandonan sus estudios antes de lo que deberían, casi el doble que en el conjunto de la Unión Europea (12,8%). El destino más habitual de este 28,8% de hombres y del 20,8% mujeres será el desempleo, la pobreza u otras formas de marginación.

La lucha contra el fracaso escolar es uno de los principales objetivos de la Estrategia 2020 de la Unión Europa, que pretende reducirlo al 10% (es útil tener a mano el informe de Eurostat sobre el cumplimiento de este  del resto de objetivos) Y algo se ha avanzado, en España en el 2009 abandonaban la escuela 31,2 de cada 100 jóvenes.

Luchar contra esta exclusión educativa y dar razones y oportunidades a chicos y chicas para no abandonar los estudios no es fácil, pero hay organizaciones y personas que lo hacen.

Hoy les dejo un artículo del periodista y reconocido cineasta Pedro Solla (a quien por cierto le debo el nombre de este blog). Pedro también gestiona la comunicación de Igaxes 3, una organización  especializada en la atención y el apoyo a la independencia de menores y jóvenes en dificultad social. Si algún día quieren trabajar en este sector, les recomiendo que conozcan su III Máster en Intervención y Emancipación de Jóvenes en Conflicto Social.

Gracias, Pedro

Razones para que Marcos no deje la escuela

Marcos tiene 15 años y está en clase por estar. Este trimestre no ha aprobado ninguna materia. Todos los días falta a alguna clase y, cuando está en ella, insiste en interrumpir a los profesores, enredar con los compañeros, negarse a estar en calma. Incluso puede que se invente algún truco para ver si le expulsan una temporada.

Hasta aquí, lo que la gente de la escuela sabe de Marcos. Pero hay otra parte que la gente no ve.

Fuera de las clases, Marcos anda siempre por el barrio. Se limita a pasar el tiempo con otros chicos de su edad que ya no van al instituto. Tiene ciertas sustancias a su alcance y, de vez en cuando, consume. No vuelve a casa hasta la noche y así evita el contacto con sus padres -la relación entre éstos no es buena desde hace tiempo-. Al llegar, se encierra en su cuarto y ve la televisión hasta tarde.

A los padres de Marcos no les gusta que el chico llegue tan tarde entre semana, pero ya no hacen nada por evitarlo. También saben que falta a clase porque reciben constantes llamadas del instituto, pero han dejado de regañarle por ello. En casa ya hay suficientes problemas: si no quiere estudiar, que no estudie.

Vivir en el conflicto permanente puede hacer de la convivencia algo agotador. Sin embargo, en ese momento de renuncia, los padres de Marcos ignoran que el abandono prematuro de la escuela es la antesala de la exclusión social. Equivale a cerrar muchas de las puertas de una futura vida digna e independiente.

Simular un futuro posible

Marcos suele repetir que estudiar no sirve para nada y que ya encontrará alguna faena que le permita ganar algo de dinero. Sobre todo le gustan los coches. No sabe nada de mecánica, pero alberga la idea de trabajar en eso y piensa que lograrlo será muy fácil. Tiene una visión idílica de la realidad.

Ante esta situación, se impone que Marcos descubra el mundo del trabajo y lo que de verdad implica.

Esta es la idea de la que parte Escuela de Vida, un proyecto integrado en el Programa Aleida para la prevención del abandono escolar. Se trata de un centro de día pensado para simular un ambiente real de trabajo. Una ventana a través de la cual observar cómo podría ser su vida futura.

Continuar la formación

Foto: Gabriel Tizón

Una vez por semana y en espacios propios de Igaxes3, Marcos y los demás participantes realizan trabajos de construcción y de jardinería y horticultura. A la vez, el equipo del programa usa este tiempo para educar en habilidades sociales, resolución de conflictos, sexualidad o búsqueda activa de empleo, entre otros temas.

Poco a poco, Marcos asimila que trabajar lleva consigo esfuerzo y también responsabilidades. Esto hace que amplíe su perspectiva de las cosas, lo que le ayudará a tomar una decisión que es clave para su futuro. Dos vías se abren frente a el: bien continuar en el instituto y finalizar la enseñanza secundaria; o bien iniciar un itinerario de formación profesional.

Sea cual sea su elección, lo que cuenta es que continúe formándose y aprendiendo. No solo conocimientos, sino también habilidades para la autonomía. Esto significa seguir tejiendo vínculos con el mundo. Mantenerse lejos de la amenaza de exclusión.

@igaxes3