La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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El 30 de enero será el Día Escolar por la Paz. Conviene recordar este día, especialmente cuando en cada vez más foros se defiende la violencia tanto para imponer el desmantelamiento sistemático de las políticas de lucha contra la pobreza y la exclusión social, como para luchar contra el mismo.

Para ilusionarnos,  nadie mejor que un maestro como Manuel Dios, presidente del Seminario Galego de Educación para a Paz y director de la Fundación Cultura de Paz en Galicia.

Grazas, Manuel

 

 Los ángeles que llevamos dentro

Steven Pinker, director del Centro de Neurociencia Cognitiva en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, acaba de publicar un magnífico libro (Editorial Paidós) con el mismo título de este artículo y con un subtítulo en el que adelanta su principal tesis: «el declive de la violencia y sus implicaciones».

Este libro, muy exhaustivo y mejor documentado, comienza afirmando que aunque la mayoría de la gente no lo crea,  la violencia desciende históricamente y que quizás vivamos en la época más pacífica de la existencia de nuestra especie.

No sin dificultades, claro, pues no podemos conseguir el nivel cero. Sin embargo, Pinker documenta que desde los enfrentamientos bélicos hasta las palizas a niños y  mujeres, hemos realizado un largo recorrido en la buena dirección y que afecta a todos los aspectos de nuestras vidas, muy distintas a cuando teníamos que estar preocupados por si seriamos víctimas de un rapto, una violación o una muerte violenta.

Cierto que son muchas las personas que siguen viendo el mundo como una pesadilla terrible de crímenes, terrorismo, genocidio y guerra. Sin embargo, con perspectiva histórica, debemos comprender que vivimos en un período con niveles inauditos de coexistencia pacífica.

Desde luego que, por muy pequeña que sea el porcentaje de muertes violentas, en números absolutos siempre habrá las suficientes como para llenar el telediario de la noche, de forma que la percepción subjetiva de la gente respecto de la violencia no se corresponderá con sus proporciones reales. En cualquier caso, la reducción de las violencias en la familia, el barrio, entre tribus y facciones armadas, o entre países y estados, en opinión del autor canadiense, visto con perspectiva histórica, ha disminuido drásticamente.

Son las propias facultades humanas, nuestras capacidades, los ángeles que llevamos dentro, las que nos predisponen para la cooperación y la paz.

Pinker habla de seis grandes tendencias, cinco demonios interiores, cuatro ángeles y cinco fuerzas históricas.

Las seis tendencias analizan la evolución histórica de la Humanidad:

  • Una primera, llamada proceso de pacificación, que iría desde la anarquía, la caza, la recolección y las sociedades hortícolas hasta las primeras civilizaciones agrícolas, ciudades y gobiernos con un descenso hasta la quinta parte de los índices de muertes violentas.
  • Una segunda, llamada proceso de civilización, desde el final de la Edad Media hasta la Ilustración, con una reducción de entre diez y quince veces los índices de homicidios.
  • La revolución humanitaria, entre la Razón y los siglos XVII e XVIII, cuando aparecen los primeros movimientos organizados para abolir formas de violencia toleradas como el despotismo, la esclavitud, los duelos, la tortura judicial, las matanzas supersticiosas… y los primeros indicios de pacifismo sistemático.
  • La larga paz, a finales de la Segunda Guerra Mundial, con avances sin precedentes históricos.
  • La quinta, desde finales de la Guerra Fría en 1989, los conflictos habrían disminuído significativamente, guerras civiles, genocidios, represión autocrática, atentados terroristas…
  • Y finalmente la época actual, las revoluciones por los derechos, en la que los avances en los derechos civiles, de las mujeres, infancia, gays y derechos de los animales son muy evidentes.

Los cinco demonios interiores serían la violencia depredadora o instrumental, el dominio, la venganza, el sadismo y la ideología como utopía justificadora de la violencia ilimitada para conseguir un bien también ilimitado.

Los cuatro ángeles serían la empatía, el autocontrol, el sentido moral y la razón.

Por último, las cinco fuerzas históricas tendrían que ver con el Leviatán, el estado y el sistema jurídico que monopoliza el uso legítimo de la fuerza; el comercio, como un juego de suma positiva en el que todo el mundo puede ganar; la feminización progresiva de las culturas que respetan cada vez más, los intereses, valores y derechos de las mujeres; el cosmopolitismo, la alfabetización progresiva, la mobilidad y los medios de comunicación de masas; y, por último, una redoblada aplicación del conocimiento y la racionalidad a los asuntos humanos, lo que Pinker llama, la escalera mecánica de la razón.

Hagamos las paces, rechacemos las violencias, valoremos lo que hemos conseguido con tanto esfuerzo y sufrimiento, y comprendamos que lo que hoy tenemos existe, entre otras razones, porque muchas personas de bien, de generaciones pasadas, horrorizados por la violencia de su época, se esforzaron por reducirla, de la misma forma que nosotros debemos esforzarnos por reducir las violencias que persisten en la actualidad. Porque reconocer que las violencias disminuyen ratifica, sin ninguna duda, que los esfuerzos por erradicarlas merecen la pena.

Manuel Dios Diz