La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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A la vista de las interminables 48 encuestas de evaluación que acabo de teclear en el tren que contradiciendo a nuestra insigne Rosalía me lleva de nuevo en busca de mi santa, el II Encontro Galego de Cidadanía Inclusiva que organizaba la Red contra la pobreza y la exclusión social (EAPN-Galicia), fue un éxito de participación.y de lucha contra la adversidad.

Foto: Sara Merayo

Los y las protagonistas fueron personas muy diferentes pero con algo en común: la mayoría pertenecen a colectivos discriminados por la sociedad y casi ninguna tienen ocasión de expresar en público su opinión, sus preocupaciones o sus propuestas. Y bien que se expresaron y con la misma sensatez que podemos tener cualquiera. Les contaría las conclusiones de los grupos de trabajo, pero aunque rabien, se tendrán que esperar al 17 de octubre, cuando se presenten en el Parlamento de Galicia.

Lo que si les quiero reproducir son las historias de Djibril, Conchi, Manuel y Gustavo, las cuatro personas que nos contaron como no se rinden en su lucha para lograr un empleo.

No lo he escrito yo, que mas quisiera, sino en un excelente artículo Salome Barba. Comprobar cómo hay muchos profesionales de la comunicación que entienden e intentan informar en positivo sobre pobreza y exclusión, es también una historia de esperanza.

Gustavo Carrillo «siempre hay puertas abiertas«

Después de más de cuatro años en España y casi uno en el paro, este ecuatoriano de 54 años que reside en Santiago lo tenía muy difícil para encontrar trabajo. En una sociedad que discrimina por etnia, nacionalidad, discapacidades y hasta por edad, Gustavo podía señalar varias casillas. Como no veía salida, se afilió a Cogami para buscar ayuda. Hizo cursos de lavandería industrial y, «aunque yo soy carpintero desde hace muchos años, Cogami me ayudó para hacer un curso de jardinería«.

Tras una experiencia en una empresa para un puesto de carpintero, en la que no le permitieron ni estar a prueba 15 días para que vieran sus capacidades por su discapacidad, después del curso de jardinería, «fui a una entrevista» en la empresa en la que ya lleva 14 meses, y «me integré inmediatamente«. A las personas que tienen discapacidades les quiere mandar un mensaje: «Que no decaigan, que siempre hay puertas abiertas«.

Manuel López «Trabajo junto a tres compañeros«

Todos los días Manuel reparte prensa en dos hospitales de la ciudad de Ferrol. En virtud de un convenio, el Arquitecto Marcide y el Naval regalan a todas las personas internadas los ejemplares del día de dos diarios, así que Manuel recorre planta por planta, habitación por habitación, los dos centros hospitalarios junto a un compañero o compañera para ir dejando la prensa. Tiene 37 años y pertenece a la asociación Teima Down, «A través de Teima conseguí el trabajo y ya llevo casi dos años en este trabajo«. La empresa en la que trabaja incluso le renovó el contrato «hasta 2012«, afirma Manuel, que además deja constancia de que aprendió «muchas cosas allí«.

En Teima, cuando tienen una oferta de trabajo para uno de sus usuarios, según el perfil del empleo y de los candidatos, colocan al que mejor se adapta y, una vez en el centro de trabajo, hacen un acompañamiento con él hasta que está totalmente preparado para hacerlo solo, sin supervisión.

Conchi García «Que la gente no se rinda«

«Tengo 46 años, estoy divorciada y tengo un hijo menor«, cuenta Conchi. Pero por si no fueran suficientes los factores de exclusión, tras cinco años en el paro -parada de larga duración- ya no cobraba el subsidio de desempleo y solo percibía la Renta de Insercion (RISGA). Cansada de esta situación, se puso en contacto con la trabajadora social de su Ayuntamiento, Pontevedra, y «me metí en un club de empleo«. Además, hizo un curso «de habilidades socioculturales y demás«. Toda la vida había trabajado de dependienta, pero como no se quería quedar esperando -«estaba desesperadísima«- en casa salió a buscar oportunidades.

A raíz de esto, acudió a una selección para una empresa de Vigo de reinserción social (de la Fundación Erguete Integración), eran quince personas para una plaza de peón forestal. «Yo no había cogido un fouciño en mi vida, pero salí victoriosa de la selección. Me hicieron un contrato de seis meses y ahora me hicieron una prórroga de tres«.

A la gente que esté buscando trabajo, sea del colectivo que sea, Conchi le dice «que no se rindan«.

Djibril Ka «Existe discriminación«

Reside en A Coruña desde hace dos años, aunque lleva tres y medio en España. Todavía no consiguió empleo, pero tiene tantas ganas y desprende tanto optimismo que también estaba invitado a participar en el II Encontro para contar su experiencia. Djibril, senegalés de 39 años, hizo muchos cursos para lograr el tan ansiado empleo. Hostelería, iniciación a la informática, TIC… todo lo que sea, ayudado por Teranga y Accem.

Su mayor problema es que está en situación irregular. Es la pescadilla que se muerde la cola, «para los papeles necesitas un trabajo, y para el trabajo es muy difícil que te contraten sin ellos«, afirma. Además, recientemente tuvo que ser operado por un problema renal.

Cuenta que tras un curso, a la hora de hacer las prácticas en una cafetería, cuando llegó «al ver que yo era africano» decidieron que no lo querían, por lo que Djibril asegura que todavía «se nota la discriminación«. Ahora parece que puede conseguir el permiso por un año debido a su enfermedad…, pero continúa en su empeño.

Gustavo, Manolo, Conchi y Djibril (Foto. Antonio Hernandez)