La Voz de Galicia
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Secretos de un pupitre

En el fondo de los cajones de un pupitre duermen los sueños de un escolar. En los de Ramos Balsa se agita el mar. Y se agitan más cosas a las que se puede llegar de una forma inocente o después de una honda reflexión intelectual. Son muchos los niveles de lectura. En el arte contemporáneo el receptor es libre de ignorar las complejas motivaciones del emisor. En otras palabras, puedes disfrutar de la pintura de Palazuelo sin su cháchara esotérica. En el caso de Rubén el disfrute es más intenso cuando indagas en su mundo, complejo y rico. Ciencia y arte. Número y belleza. El paso del tiempo y la repetición. Educación y aprendizaje. Por eso, por su preocupación por las cuestiones pedagógicas, la pieza principal son nueve pupitres en cuyo interior, donde tendrían que languidecer los libros de texto, Rubén ha instalado pantallas que reproducen vídeos del mar. … Seguir leyendo

Arco salva a Arco

Los cazadores de novedades sacuden la cabeza diciendo que no hay nada nuevo. Los auténticos aficionados sobrellevan sin problemas su síndrome de Stendhal. Entre unos y otros los turistas se fotografían con el generalísimo. El arte político ahora es cosmético. Pero de pronto te topas de bruces con un enorme Frank Stella, pintado hace cuarenta y tres años, que se come con patatas a un Sarah Morris justo enfrente, pintado hace dos tardes. Cuando te acercas a él descubres que entre las franjas de color perviven los restos del lápiz; esta sencilla revelación justifica el viaje a Madrid, los cuatro días de atolondramiento y las fatigas nocturnas. Un exquisito Gerardo Rueda te espera agazapado entre los excelsos retales que completan una de esas galerías que parecen anticuarios. Esto quiere decir que la presencia de vacas sagradas del siglo pasado no es necesariamente inapropiada, solo es preciso un lúcido esfuerzo curatorial … Seguir leyendo

El asistente y la mano de Nóvoa

La última que vez que visité a Leopoldo Nóvoa en su estudio de Armenteira estaba trabajando con su asistente. Leopoldo, con las dos caderas operadas, estaba sentado en un sillón de orejas, lijando la volcánica pátina de una de sus piezas; su asistente sujetaba el cuadro inclinado obedientemente sobre él. Era una escena bellísima. Semejaba una pintura holandesa. Un pequeño gabinete bañado por una luz lateral, pintada por Vermeer. Era además una lección para todos esos pintores que se jactan, en un grosero ejercicio de márketing, de que ya no pintan sus propias obras. El asistente ponía el músculo, pero la mano que dibujaba, la que manchaba, la que rasgaba, la que se posaba trémula y a la vez enérgica sobre la tela, seguía el severo mandato de una de las cabezas más decisivas de la pintura gallega. La misma mano que apretaba con firmeza la tuya cuando se despedía … Seguir leyendo

Salvador Corroto, galerista

Cuando visitabas a Salvador Corroto en Atlántica, su galería de arte, siempre había un momento en el que te hacía pasar a la trastienda. A eso se le llama fondo de galería. En el caso de Salvador era el auténtico fondo de su alma. Allí convivían grandes nombres del arte español como Rafael Canogar, Farreras, Oteiza y nuestros Leopoldo Nóvoa, Lamazares, Luis Caruncho o Xaquín Chaves. Tenías que estar hecho de cemento armado para no contagiarte de su entusiasmo. Sus ojos brillaban y braceaba con mucho aparato para intentar trasmitir, atropelladamente, todos los secretos que manan de las entrañas de una pintura. Era tan generoso como el óleo cuando abraza suavemente la superficie del lino; tan sensible como el alabastro en las manos con memoria de un escultor; tan apasionado como un violento brochazo de Willem de Kooning; tan comprometido como los primeros destellos del grupo El Paso.
Hay piezas … Seguir leyendo

El humilde atrezo de lo cotidiano

Todos los pintores gestuales que conozco hablan de Cy Twombly. De la ligereza sináptica que Twombly inyectaba a las terminaciones nerviosas que salían directamente del pelo de su pincel. Hablan menos de Pollock, porque sus dripping son casi tan populares como un estampado industrial. No muchos hablan de Tàpies pero, secretamente, en todos se puede rastrear la huella de Tàpies, que puede aguantar la mirada del americano con holgura. De alguna manera Tàpies continúa donde lo dejó Miró, colocando el arte abstracto español en la escena internacional. Pero además entiende la materia como nadie y más tarde el object trouvé, u objeto encontrado, que incorpora a sus telas. Por qué pintar un zapato si puedes incorporar un zapato. Este sencillo cuestionamiento no pone en jaque las leyes de la representación, sino que convierte a Tàpies en un maestro de la figuración, o mejor, en uno de los primeros en … Seguir leyendo