La Voz de Galicia
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Exceso de equipaje

Hace poco, durante mis vacaciones, tomé un avión llevando a mi perro Clark conmigo. En su tarjeta de embarque rezaba la leyenda “exceso de equipaje”. Para la compañía aérea Clark es poco menos que un bulto, un neceser; en este caso un inneceser porque, en teoría, la existencia de Clark es un capricho. El poeta recomienda viajar ligero de equipaje. Pero cuando en la valija asoma la circunspecta cabecita de un chihuahua de dos kilos, el resto de tus otras posesiones adquieren carácter de lastre. No te apetece facturar nada más. En cambio, ya no puedes prescindir de la indescifrable mirada de un tembloroso personaje, que es mitad fragilidad y mitad grandeza imperial. Tranquilo cual ejecutivo prejubilado de banca. Y tan afortunado. Bueno, para ser exactos, no hay nadie tan afortunado como un prejubilado de banca; alguien que en medio de la tempestad recibe, en lugar de un humilde … Seguir leyendo

La foto hablada

Había una vez un viejo editor gráfico que abroncaba con virulencia a sus fotógrafos. Como era argentino, los abroncaba con pausa, floritura y prosopopeya. Pero sin piedad. Cuando los temblorosos fotógrafos entraban en su despacho con la hoja de contactos, el viejo editor las rompía en sus narices. Entonces el fotógrafo se deshacía en explicaciones y excusas. El viejo editor atajaba: «No quiero fotos habladas, quiero solo fotos». Cuando una foto necesita ser explicada es que no funciona. Una buena foto es un teorema. Preciso, directo e irrefutable. Pero los fotógrafos a menudo despejamos con demasiada prisa las ecuaciones. Si le dedicásemos el tiempo suficiente a discurrir las conjeturas, nuestra cámara sería un imparable emisor de axiomas. Ningún editor malhumorado podría ya alzar la voz. La foto abriría con facilidad los rígidos corsés de la maquetación más decimonónica. En un futuro próximo hasta las tostadoras harán fotos. Pero lo que … Seguir leyendo

Luto en el frutero

En un garaje, a parte de darse de maravilla el rockabilly, se han gestado las cosas más importantes de nuestra reciente historia. El garaje de Steve Jobs es como el portal de Belén de la nueva religión. La religión tecnológica. Mientras las ideologías fracasan y los templos se vacían, la nueva religión se abre paso a golpe de plasma, microchips y todos esos inútiles gadgets que nos hacen la vida, como en el cuadro de Richard Hamilton, tan diferente, tan atractiva. Los pastorcillos que peregrinan al portal llevan su izurrón repleto de rutilantes matraquillos que abren puertas a un mundo mejor. Las ventanas ya las pone la competencia. Espigado como un predicador, Jobs tenía un algo mesiánico. Era el paso central de la imaginería de la cofradía de la manzana. Sus fieles esperaban con ansiedad cada sermón en la montaña que, con su clásica liturgia minimalista, pronunciaba cuando servía … Seguir leyendo

Colapso en el museo

No me gusta Antonio López. Y no pasa nada. Ya hay mucha gente a la que le gusta. Como mínimo trescientos mil. Para la gente que ve el arte como trabajos manuales López es lo más. Pero yo también vi como se pudría el dichoso membrillo y ya sé que para López el arte supone mucho más que trabajos manuales. Ya sé que hay una metafísica sobre el paso del tiempo y las estaciones; que hay tanto de contemplación como de ejecución. También me sé lo del misterio de la obra inacabada y la quimera de aprehender la luz que baña un objeto en el momento preciso. De hecho, igual que para dar salida al producto conceptual es necesario un sólido carenado intelectual, para lo que vende López también lo es. Para el primero porque no se entiende; para el segundo porque se entiende demasiado bien.
No hay nada más … Seguir leyendo

Alta velocidad

En el mundo rico, que cada vez lo es menos, anhelamos alta velocidad. Dos lineas paralelas que jamás se tocan y que suelen acercar la periferia al núcleo. Una fuerza centrípeta a la que, los que vertebran el país, responden con ciega obediencia. El mapa ferroviario es una previsible tela de araña. La capital y el capital se maridan produciendo esta inevitable tensión gravitatoria. Todos acabaremos bajando de un tren en Madrid, cargados de paquetes del pueblo como Paco Martínez Soria, sin saber muy bien a qué responde tanta pulsión mesetaria. En la periferia estaremos dotados, por fin, de una herramienta que nos permita escapar de ella. Madrid se alimenta insaciablemente. Engorda a costa del territorio que le rodea y además se distrae en vacaciones, disfrutando de un poco de atraso exótico. Los otros ejes, el atlántico y sobre todo el transcantábrico, no están muy engrasados. Nuestras mercancías lo tienen … Seguir leyendo