La Voz de Galicia
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No hay suficiente criptonita en el mundo para parar a Baltar en campaña. Es como un torrente en primavera, como un potro desbocado. Cuando se cruza en el camino con nuestro fotógrafo Miguel Villar, se produce un choque de trenes. Siempre surge la magia. En la primera foto Baltar, ligero como una pluma, ignora insolentemente la gravedad. Hay políticos a los que la levedad de su discurso les hace levitar. A Baltar no. Baltar es más como un pirata al abordaje.
La segunda foto recoge una visita de Rajoy a Ourense. Después de tomar café en un bar, Baltar paga la cuenta de todos los clientes del local (al fondo se intuye a Moragas departiendo condescendientemente con la Galicia Profunda) El camarero hace notar la gentileza y nuestro hombre queda como un señor. Un buen momento para pedir un güisqui de malta: paga Baltar.