La Voz de Galicia
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m02l8004.jpgMi padre siempre me regalaba para Reyes un Exin Castillos. En realidad se lo regalaba a sí mismo porque la noche de Reyes siempre se quedaba hasta tarde montándolo. Mi favorito era el castillo de Guzmán El Bueno. Sus complicados arabescos me mantenían ocupado más de lo normal. Cuando vi la estupenda foto de Alberto López, nuestro fotógrafo en Monforte, de una casa (a lo mejor llamarla casa es ser poco ambicioso con los sustantivos) en la aldea de Covas, construida siguiendo fielmente los planos del instructivo juguete, todos estos recuerdos afloraron a borbotones. Yo a esto no lo llamo feísmo, lo llamo arquitectura nostálgica. A lo mejor me hago una casa racionalista usando piezas de Lego. Por ponerle una pega, la ausencia de un foso y su correspondiente puente levadizo le resta rigor historicista al conjunto. Lo más divertido de montar el castillo Exin era colocar en el torreón al fantasma de plástico que venía de atrezzo. No hay constancia de la presencia de ningún fantasma en el castillo de la foto. Sólo una sospecha.