La Voz de Galicia
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[singlepic id=52 w=320 h=240 float=right]Incluso un hombre incansable y perfeccionista al extremo como Domingo Fontán, cuyos cuadernos de campo demuestran que se despertaba no pocas veces a la hora del alba hasta en las cumbres de los montes más alejados, necesitaba parar para un descanso. Son varios los manuscritos que confirman el paso del sabio matemático por los mesones y tabernas de la Galicia del siglo XIX.

El 24 de febrero de 1822, al entrar en el quinto año de trabajo en su mapa, Fontán decidió hacer un descanso a la hora del almuerzo en un pueblo a medio camino entre Santiago de Compostela y A Coruña. La historia del Mesón do Vento, pueblo «célebre en los tiempos de arriería y viajes de diligencia», como definiría el escritor Ramón Otero Pedrayo, está en un vídeo en el número 10 del mapa de abajo. Haz clic en los puntos rojos para ver reportajes multimedia sobre el mapa de Fontán.

El icono «i» enseña más informaciones sobre la ruta (el camino de Fontán entre enero y agosto de 1822). Si quieres, puedes clicar aquí y explorar un mapa más grande.

Desde Mesón do Vento, Fontán dibujaría uno de sus primeros croquis de campo, los borradores que más tarde convertiría en su famoso mapa. En un folio de su cuaderno número 3, de 1822, retrató con fidelidad los 4,5 kilómetros entre los pueblos de Leira y Mesón do Vento. Además de demostrar la exactitud de su representación del terreno, el extraño documento revela un poco de su método de trabajo. A partir de las 9 de la mañana de aquel día, Fontán recorrió unos 30 kilómetros, entre los pueblos de Sigüeiro, en Oroso, y Herves, en Carral. Llevaba consigo un barómetro tomado prestado del ingeniero de caminos Domingo Lareo, lo cual usó para medir la presión atmosférica a la orilla del río Tambre, después en el Mesón do Vento («por una larga hora») y por último en Herves, en el hermoso Valle del Barcés.

¿Mesón do Vento, do Bento, do Benito? El matemático no podría saberlo, pero la forma como escribía sería suficiente para despertar un debate actual sobre el origen del nombre «Mesón do Vento». En sus apuntes, Fontán escribió el topónimo castellanizado, «Mesón del Viento». La mayoría de los vecinos, sin embargo, defienden la hipótesis de que el pueblo fue bautizado como homenaje al dueño del antiguo mesón, un señor llamado Bieito, o Benito, o Bento: «Mesón do Bento», por tanto. No es como la parroquia está reconocida por la Xunta, que apunta el topónimo en placas y mapas como Mesón do Vento. «No es que me enfade, pero me gustaría que se llegase al fondo de la cuestión, que hubiera una investigación sobre el nombre correcto, pues no es así que la mayoría de los vecinos reconoce el nombre. No tiene que ver con el movimiento del aire», dijo el hostelero José Manuel Fariña, de 58 años, que nació y siempre vivió en el Mesón. «No me parece lógico, el viento es igual aquí que las otras parroquias vecinas.»

Lo que sí es cierto es que el pueblo, ubicado en una región central, entre A Coruña, Santiago, Betanzos, Carral y Cerceda, ha recibido viajeros desde hace siglos. El hombre que se propuso recorrer toda su tierra no podría dejar de parar allí también, como hizo en tantos otros puntos, incluso en «chozas miserables», «trepadas en montes» . El pueblo gallego, según decía Fontán, es «hospitalario y obsequioso de quien se albergue (en sus casas)», como él escribió más tarde, en 1858. Aunque, resaltara, se trataba también de gente «frugal y sin lujos, como de ello puedo dar testimonio». En los años siguientes mejoraría, pero hasta finales del siglo XIX, Galicia era todavía una de las regiones más pobres de España.

Para descargar el extraño croquis de campo de Fontán en Mesón do Vento, conservado por la Fundación que lleva su nombre, haz clic aquí. El perfil completo del matemático puede ser leído aquí.