La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Décadas y lustros prodigiosos

El azar y las coincidencias siempre trazan curiosas paradojas, contradicciones y matices alrededor de las teorías oficiales u oficiosas que escupen los engranajes del pensamiento único y el márketing. A saber. Estos días nos vimos aplastados por la propaganda alrededor del aniversario de un libro sobre el llamado boom latinoamericano. Un derroche de papel que, como apuntó Manuel Rodríguez Rivero sabiamente en su último Sillón de Orejas, recibió un tratamiento más amplio que el último premio Nobel de Literatura. En medio de ese exceso, y del desparrame de obras maestras descubiertas cada semana por ciertos críticos de gatillo rápido, me cae en las manos el prólogo que hizo Michael Meyer para la edición de Walden y Desobediencia civil, del gran Henry David Thoreau. Meyer subraya el escaso éxito comercial de Thoureau en su tiempo y, de paso, recuerda que en apenas un lustro se publicaron en Estados … Seguir leyendo

Thoreau, el eremita del lago Walden

El 4 de julio de 1845, mientras sus convencionales y sosainas vecinos de Concord (Massachusetts) se afanaban en celebrar con cohetes y trompeterías la independencia de Estados Unidos, el díscolo Henry David Thoreau recogía sus escasos bártulos y se largaba a vivir a una cabaña a orillas del lago Walden, en una finca que le había prestado —para que viajase hasta el fondo de su soledad— otro de los grandes de la literatura norteamericana: Ralph Waldo Emerson. Entre sus austeros troncos y con el escueto decorado de una mesa y tres sillas («una para la soledad, dos para la amistad y tres para la compañía», dejó escrito) Thoreau caligrafió noche tras noche, a la luz del quinqué y con la tinta de su propia vida, una obra maestra sin fisuras: Walden.
El ensayo, escrito con la brillante y diáfana prosa de la mejor tradición anglosajona de la … Seguir leyendo